cronica

OTRO DIA EN CAMIONETA.
Un día de Miércoles en camionetica de pasajeros, buseta o como quieran llamarlo. Son como las 6 p.m. al salir de mi clase de inglés, anhelo llegar a casa sana y salva.Después de casi 15 minutos de espera en uno de los paraderos de Altamira subo a la camioneta menos llena, la que sea y como sea me llevaría a casa, pero no consigo asiento y bajo y sigo esperando unpoco más, se que fue ambicioso esperar para irme sentada a esa hora, pero ese día me quería ir cómoda. Subo a la siguiente que llega. Bueno estaba llena a reventar, pero había un espacio justo comopara poder realizar la acción básica de la vida; respirar.
Subo y me acomodo en las condiciones mejores posibles, bueno eso es mucho aspirar en esos casos, el cobrador (o peluche, comopersonalmente me gusta llamarlos porque me causa gracia) grita por todo el camino mientras suben y suben gente de toda tipo edad y género. Gente sin conciencia y poco por no decir nada, o ningún amor propio.Siguen apiñándose hasta rosar y aplastarse unos con otros hasta compactar un solo bloque humano, encapsulado en una caja de viejo aluminio.
El sudor y los olores no se hacen esperar, en algunosmomentos se siente como si uno estuviera yendo a un campo de concentración camino a ser ejecutados, por que sientes que no vales nada, o por lo menos eso sentí yo. El trayecto se vuelveinsoportable, desesperante y agotador, que un viaje de 20 minutos se transforma en una hora de agonía voluntaria.
Este trayecto empeora cuando escucho discutir al malcriado y escandaloso cobrador con losestresados pasajeros... El "dice vayan al fondo o tomen su taxi", el insolente exige que se vayan más al fondo el cual ya está lleno también. Para poder seguir subiendo gente que no paran de subirtampoco.
Solo espero la próxima parada para ver la posibilidad salir de ahí, si puedo y es lo que más deseo en estos momentos de angustia y desesperación, ya que me encuentro en medio de un muchacho...