Cronicas citadinas

CRONICAS CITADINAS

Era un día muy normal, con mucho tráfico en taxqueña y miramontes, cuando estando totalmente
inmóvil mi camioneta, ví elcontraste con una pareja dandose un gran y efusivo beso enfrente de
donde estaba yo con mi pequeño (que lo llevaba a la escuela). Después de esegran beso, vi que el
hombre le daba algo en la mano a la mujer y se despedía.

Cuando pude avanzar un poco, vi a cuatro policías acompañando aun señor de traje exactamente
caminando hacia el señor que poco antes besó a la mujer. Cuando llegaron a él, lo empezaron a
revisar, resulta quelo que este señor le dió a la mujer era la cartera del hombre de traje y lo dis-
frazaron con un gran beso para que no se viera muy obvio laentrega de su robo...

Me quedé fría, pude haber ido a decírles lo que yo y muchos automovilistas más vimos en ese eterno
trafico, pero como todoslos demás, no me quise meter en problemas ni pasar las más de 2 horas en la delegación para dar mi declaración, ni queriendo ir cada vez quenecesitaran que rectificara mi declaración en contra del asaltante.

Por lo que, le ofrezco mil disculpas a la persona de traje por no haber hecholo que debería de
haber hecho y que esas personas se salieran con la suya. He traído este sentimiento por mucho
tiempo y ojalá que algún díallegue a estar tranquila por tan solo haber escrito esto y con la esperanza
casi nula de que el señor del traje, algún día lo lea.

Claudia