Cronicas De Un Pais Barbaro

PROLOGO
Este es un libro de viaje que para ello se hace necesario recurrir a mi propio testimonio. A fines del invierno de 1953 llene la capacidad máxima del jeep con toda la parafernalia de mis expediciones. Los mapas y libros completaron el equipo.
El rumbo de la aguja magnética ejerce en mí una fascinación incontrolable. Norte y Noroeste. Seis meses de viaje: 20000 kilómetros de chihuahua,no lo he visto todo, porque recorrer el estado es cuestión de por lo menos dos años de interrumpido vagar; pero al menos superficialmente, puedo considerarme un buen conocedor de la geografía chihuahuense. Fue primero el norte del Bolsón de Mapimi; el desierto ganadero. La sequía prolongada por casi una década me hizo vivir la tragedia de la tierra sedienta y el drama de la lucha estéril.
Cuandome encontré con el Conchos me volvió el optimismo, aun cuando por esos meses no corriera por cauce bronco sino un hilillo delgado brillante. Los veteranos de Cuchillo Parado me despertaron reflexiones sobre la ingratitud humana y la ingratitud de la Patria. Viejos revolucionarios, pioneros de la lucha; hambrientos, andrajosos, enfermos y olvidados; rumiando en el triste panorama del pueblomimético, color del desierto, el recuerdo pesimista de la lucha y el presentimiento de otros tiempos peores.
Entre cada viaje por la periferia, una escala en el centro; chihuahua. Del moderno empuje industrias del Estado fuerte tengo la imagen ambiciosa de Vallina; de la inquietud y la rebeldía.
He paseado mis ratos de nostalgia por la calle de la libertad, por donde el amor pasa; y he bailado a la modavieja, de mi tiempo, en el jardín de las Rosas. En el departamento de mi barrio me he enterado de varios chismes del día y he conocido lo que es la gentileza y la amabilidad de los humildes. Bebía cerveza los domingos cálidos en Parque Cruz Blanca, escribía notas en la compañía heterogénea y democrática de choferes, aduaneros, mariachis y meseras guapas en veladas cotidianas del café de losÁngeles, distraía la soledad en Paseo Bolívar.
En la llanura encontré la egoísta, egocéntrica y extranjera productividad de los menonitas. Juárez me ha parecido desconcertante y no es aquí donde hablare de la ciudad fronteriza: viciosa y artística, materialista y espiritual. En las arenas de Samalayuca me tope, con un simun como solo es imaginable puedan soplar en las tierras de la Arabia central, y delcual vine a reponerme hasta caer en aguas del lago Toronto, que se recarga en la presa de la Boquilla. Camargo a un lado me pareció ambiciosa en su mejoramiento que propicio la carretera.
Parral y los centros mineros, donde el espíritu de la tierra ha suavizado, con mejor paga e inmejorables técnicas de seguridad, la explotación esclavizante y de las compañías extranjeras, me pusieron en elcamino de la sierra y del alto Conchos; del problema tarahumara que en algún siglo futuro quedara resuelto. Y al dar vuelta de sur a norte, pasando por el límite con Sinaloa y Sonora, me encontré con la terminal del ferrocarril Kansas City México y Oriente.
En san Juanito, el pueblo más frio de la república, terminaron los seis meses de viaje.
Cada material exige un método y técnica adecuados. Hevisto tierras donde el paisaje era lo fundamental, otras donde el pensamiento es la síntesis y el espejo de la región, algunas donde el hombre ocupa todo el espacio. Es por tanto, el material que ofrecen la geografía humana y la historia el que ha servido para encadenar este libro. El viaje físico se convirtió en un viaje en el tiempo; un recorrido entre los hombres y los hechos. Lo que vieron misojos en el paisaje ha quedado también aquí, entreverado a las ideas o a la crónica pura, no como un lujo o vano alarde de conocimiento de la tierra, sino por una imperiosa necesidad.
Algunos querrán llamar historia a esta Crónica de un País Bárbaro. Me disgusta discutir, pero tendré que afirmar que no lo es.
Hablo aquí de un país, de un país dentro de mi propio país. He trazado su evolución;...