¿cuánto de Frankestein hay en mí?

Una vez más las lecturas, me remiten a lo que he pensado, pero que muchas veces no me animo a decir, a expresar, o simplemente subrayar, por ser considerada fatalística o quedar como una ridícula. Cuando terminé de leer el texto de Meirieu, tuve la necesidad de retomar lo apuntado en cada clase, para recordarme el recorrido histórico de cada corriente pedagógica y noté que siempre emergía estaunión tan estrecha entre docente y alumno.Más alla de la obviedad del hecho porque justamente los procesos de enseñanza de aprendizaje se dan en un contexto de relación, éstas adquieren un sentido mucho más amplio del que conocemos, o mejor dicho del que yo creía sostener hasta este momento. Indefectiblemente lo que surge al hablar de educación, está sujetado a sus actores partícipes,incorporándose una dimensión muy subjetiva y/o objetiva (de acuerdo quien lo promulge)y que tiene; su propia historia.
¿Desde cuándo sería relevante pensar esta unión dual? y, ¿cuáles serían las circunstancias por las cuales cada época le ofrece muchos escritos y autores para desenvolverla? ambas cuestiones nos ofrecen volver sobre los sabemos y lo que hemos estudiado, pero no al estilo de un ping pong,pregunta-respuesta, sino profundizando cada respuesta. En estos años de estudio, este tipo de escritos deben movilizar nuestra imaginación, necesitando constantemente de volver a buscar, releer textos, leer nuevos registros que nos amplien esa mirada, que tantas veces está cegada por preconcepciones antiguas y que áun seguimos sosteniendo. Particularmente la mía era una de esas miradas. En otrostiempos, seguramente hubiese buscado la respuesta a la pregunta, y nada más, como qué teoría se estaba utilizando, cuál era el rol del docente y del alumno y punto.Por suerte, agradezco a todo lo que me pude ir apropiando a lo largo de estos años de profesorado y lo que me queda por aprender.

Ahondar en estos terrenos de relaciones sociales, nos sumerge en un terreno donde coexisten no solo elacto público, sino cada porción íntima y privada de cada sujeto. Podemos decir que por ser una práctica de interrelación, es preciso que haya más de una persona. En la modernidad se necesita que el niño sea vigilado, preparado para lo que se viene, lo esperado...el mundo adulto. Dejan de considerarlos adultos en miniatura, para “moldearlos y completar” su preparación al mundo de los mayores. Eneste tiempo la pedagogía comparte el mismo renglón con el docente, le muestra instrumentos para acomodar a ese infante. Este tipo de prácticas escolares, como la formación, la inscripción, (de saberes y conocimientos), la constitución de la obediencia, de la reflexión individualizada, me lleva a repasar la Reforma Protestante y demás guerras religiosas europeas que hasta mediados del XV incitaronel desarrollo en las iglesias de una nueva forma de relacion con sus fieles. El nacimiento de otras religiones en la Europa conservadora de tradiciones puso en peligro esa homogeneidad que la caracterizaba desde tiempos remotos (o por lo menos lo que ha quedado escrito en algunos textos antiguos). Ésta fue la gota que colmó el vaso y apresuró una rápida toma de decisiones para interiorizar,convertir y controlar de una buena vez a la población. Ah!, y evitando que se identificaran con otra religión.
Esto se constituyó como una moral que sigue mostrando algunos gajos en varios docentes de este siglo. La escuela ha pasado a ser un producto de exportación, cuyo modelo educativo europeo occidental se impuso en la mayor parte del mundo.Su vigencia a través de enseñanzas estructuradas ydisciplinarias es lo que peligra nuestras prácticas docentes actuales, porque podemos elegir romper con lo instituído y nadar contra la corriente o continuar con la masa y convencernos que no hay nada más para hacer. No es fácil pararse del lado del cambio, porque muy pocas veces se tolera una vuelta de tuerca, ya sea por cansancio, aburrimiento, por miedo a la dispersión y al desorden, o...