Cuadernos 44 Maria Valtorta

Maria Valtorta
LOS CUADERNOS 1944
Traducción del italiano de
A. Carmen Massari Acquavella

CENTRO EDITORIALE VALTORTlANO
Todos lo derechos reservados.
Título original: I Quaderni del 1944.
© 1976 by Emilio Pisani.
© 1985 by Centro Editoriale Valtortiano srl.
Traducción del italiano de
A. Carmen Massari Acquavella
© 2003 by Centro Editoriale Valtortiano srl.
Viale Piscicelli 89-9103036 Isola del Liri (Fr) - Italy

ISBN 978-88-7987-092-4

Fotocomposición e impresión:
Centro Editoriale Valtortiano srl.
Reprinted in Italy, 2008

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3 de febrero

Jesús me dice:
«Lo que escribiste el 30 de enero podría dar motivo a los desconfiados de avanzar sus pero y
sus si. Yo responderé por ti. Escribiste: “... cuando veo de este modo, mis fuerzasfísicas y, sobre
todo, mis energías cardiacas sufren una gran dispersión”.
No faltarán por cierto los “doctores de lo imposible” que afirmen: “He aquí la prueba de que
todo lo que sucede es humano, porque lo sobrenatural siempre da fuerzas y no debilidad”.
Entonces, tendrán que explicarme por qué los grandes místicos, tras un éxtasis en el que han
superado los poderes humanos por haber abolido eldolor, el peso de la materia, las consecuencias
de heridas internas y de imponentes hemorragias y en el que han gozado de una felicidad que les
embellece hasta físicamente, tan pronto como el éxtasis cesa quedan exánimes en el suelo, de modo
que parece que el alma les ha abandonado.
También tendrán que explicarme por qué, tras pocas horas de horrenda agonía - que repite mi
misma agonía -,retoman - o retomaban - la fuerza y el equilibrio físico, aún más que las mismas
personas sanas, tal como ocurre con mi sierva Teresa, o como ocurrió con mi santa Gema 1 y con
muchos otros espíritus que mi amor y su amor
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1 Se trata de Teresa Neumann (1898-1962), que por entonces estaba viva, y de la santa
Gemma Galgani (1878- 1903).
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hicieron dignos de vivirmi Pasión.
Soy el Amo de la vida y de la muerte, de la salud y la enfermedad. Me valgo de mis siervos
del modo que quiero, tal como jugaría, por pasatiempo, con un sedoso hilo entre mis dedos.
En tu caso, el milagro, uno de los milagros, consiste en esto: que en tu estado físico - cuya
prolongación ya es en sí un milagro - puedas alcanzar esa beatitud sin perecer por ello, ya que la
vives aúnhallándote en una postración que a otros les impediría hasta los pensamientos más
elementales. El milagro consiste en la vitalidad que afluye a tu ser en esas horas a igual que en
aquéllas en las que escribes mis dictados o los de los otros espíritus que te traen su palabra celeste.
El milagro consiste en la capacidad de recobrar de golpe las fuerzas para escribir, después de que el
gozo haconsumido esa sombra de vitalidad que aún te queda.
Mas esa vitalidad te la infundo Yo. Es como un flujo de sangre que de Mí entra en tus venas
exhaustas, como la ola que se vuelca en la orilla y la riega y la mantiene mojada por todo el tiempo
de su riego; mas, luego la orilla se aridece otra vez hasta que llega una nueva ola; te acontece
también a ti, cuando quedas vacía de mi sangre hasta quellega una nueva transfusión.
Por ti misma no eres nada. Eres un pobre ser agonizante que sigue viviendo porque Yo lo
quiero, para cumplir mis fines; eres una pobre criatura que vale únicamente por su amor. No tienes
otros méritos. Tienes sólo el amor y el deseo de ser la causa de otros amores hacia tu Dios, o sea, se
trata siempre de amor. Amor que justifica tu existencia y mi condescendenciapara dejarte en vida,
mientras que, desde un punto de vista humano, ya desde hace tiempo tendría que haberte aniquilado
la muerte.

El que te sientas de nuevo un “trapo”, como tú dices, cuando dejo de llevarte conmigo por los
campos de la contemplación o cuando dejo de hablarte, es la prueba que te doy a ti y a los demás de
que todo lo que sucede se debe únicamente a mi voluntad. Y si...