Cuando el viento sopla
6.1.- La explosión de la bomba atómica elevó la temperatura decenas de miles de grados hasta fundir prácticamente todo tipo de material, incluida la arcilla. El huracán generado poresta energía liberada que evolucionó en dos oleadas, con sentido contrario alcanzó los 1.500 kilómetros por hora de velocidad. Miles de personas fallecieron en el acto, muchos volatizados, otrosabrasados y algunos lanzados a varios kilómetros de distancia de su punto de origen por el vendaval desatado. Pero el horror no acabó aquí. «El sol de la muerte», nombre que dieron los japoneses a losefectos radiactivos de los rayos gamma, delta y alfa, provocó una huella de dolor en cientos de víctimas del bombardeo. Hasta veinte años después de producida la explosión morían supervivientes de lamisma a causa de dichas secuelas. Las principales lesiones, según la dosis de radiación absorbida, se deben a trastornos hemáticos, desde anemia aplástica a leucemia; lesiones en los epitelios derevestimiento de la piel y en las mucosas, principalmente en la respiratoria y en la digestiva, con aparición de vómitos, náuseas y hemorragias; lesiones cutáneas del tipo de necrosis aguda y que coexistencon las propias de las quemaduras por el calor de la explosión y lesiones en el epitelio gonadal, causa de ulteriores malformaciones fetales.
6.2.- Las consecuencias ambientales podrían producir una...
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