CUANDO INDIO ERRANTE TRAJO EL OTON O
INDIO
ERRANTE
TRAJO
EL
OTOÑO
De
la
mitología
Onas
Lejos
de
aquí,
allá
en
el
tiempo
de
las
leyendas,
en
ese
tiempo
vivió
Indio
Errante.
Iba
de
acá
para
allá
a
su
antojo,
y
cada
vez
que
regresaba
al
poblado
todo
el
mundo
estaba
ansioso por
oír
las
noticias
y
los
relatos
que
traía
de
otros
lugares
y
otras
gentes.
Indio
Errante
les
hablaba
de
ríos
inmensos,
repletos
de
peces,
y
de
la
selva
virgen
y
de
la
pampa.
Le
cosían
a
preguntas
y
le
escuchaban
con
gran
atención.
Pero
un
día
no
quisieron
creerle
por
mucho
que
se
esforzara
en
explicarles
lo
que
había
oído.
Fue
el
día
en
que
les
habló
de
unas
tierras
lejanas
del
norte
en
las
que
reinaba
un
clima
extraño,
allá
las
hojas
de
los
árboles
no
siempre
eran
verdes,
durante
un
cierto
tiempo
-‐decía-‐
empezaban
a
amarillear,
se
convertían
en
rojizas
y,
más
tarde,
parecía
que
alguien
hubiera
derramado
una
inmensa
jarra
de
miel
por
el
paisaje.
Entonces,
no
tardaba
en
llegar
la
nieve,
o
bien
empezaba
a
llover
y
el
agua
caía
y
caía
sin
parar,
hasta
que
de
las
yemas
de
los
árboles
nacían
pequeñas
hojas,
de
un
verde
brillante.
Y
es
que
en
el
poblado
nunca
habían
visto
hojas
de
color
de
otoño.
Grupo
Onas
(o
Selk’nam)
en
la
Isla
Grande
de
la
Tierra
de Fuego
Cuando
el
Gran
Señor
del
frío
empezaba
a
fumar
con
su
pipa
de
hielo,
los
árboles
y
matorrales
todavía
estaban
verdes,
y
él
fumaba
y
fumaba
y
el
humo
se
iba
alzando
y
el
cielo
se
llenaba
de
nubarrones
grises
y
tupidos.
Entonces,
se
oía el
silbido
de
los
vientos
helados
que
llegaban
y,
de
repente,
el
mal
tiempo
invadía
aquel
rincón
del
mundo.
Las
hojas
verdes
y
tiernas,
se
desprendían
y
eran
arrastradas
lejos.
La
hierba
quedaba
escondida
por
la
nieve.
El
río
cubierto
por
el
hielo.
Los
seres
humanos
se
abrigaban
bien,
cubriéndose
con
pieles
y
no
podían
dejar
de
atizar
el
fuego
para
protegerse
del
frío
del
largo
invierno.
Por
eso
les
costaba
tanto
creer
lo
que
explicaba
su
amigo
trotamundos,
cuando
les hablaba
de
aquel
fenómeno
que
la
gente
del
Norte
llamaba
“otoño”.
-‐"Jura
por
tu
honor
que
nos
traerás
el
otoño"
–le
pidieron.
Y
les
prometió
que
lo
haría.
Pasaron
los
meses
e,
incluso,
años.
Indio
Errante
viajó
de
acá
para
allá
preguntando
a
todo
el que
se
cruzaba
en
su
camino
cómo
podía
hacer
para
llevar
el
otoño
a
su
poblado;
pero
nadie
sabía
responderle.
Su
cabeza
se
cubrió
de
plata
y
sus
pies
le
seguían
a
duras
penas.
Pero
él
nunca
olvidó
su
promesa.
Un
día,
a
finales
de...
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