cuaresma

Cuarto domingo de Cuaresma.
Este domingo, que cae en la mitad de la Cuaresma, es el domingo de la alegría. Leemos en la antífona de entrada:”Alégrate, Jerusalén, y todos ustedes los que la aman, reúnanse. Regocíjense con ella todos los que participaban de su duelo y quedarán saciados con la abundancia de sus consuelos”.
La alegría de este año –que corresponde al ciclo C- es, sobre todo, la derecibir la misericordia de Dios. La liturgia nos presenta la parábola del padre misericordioso; también la segunda lectura nos habla de la misericordia de Dios, que reconcilió consigo el mundo en Cristo. La primera lectura habla de la entrada del pueblo judío en la tierra prometida al final de un largo camino por el desierto.
La parábola del hijo pródigo –o, mejor, del padre misericordioso- es muyconmovedora: pone ante nuestros ojos la figura del Padre. Nos presenta a un padre que respeta plenamente la voluntad de sus hijos, aunque ésta vaya en el sentido de la separación, algo que el Padre no desea.
El hijo menor dice al Padre: “Padre, dame la parte de la herencia que me toca”. El Padre no le pone ningún impedimento, y divide la herencia entre los hijos. Después, cuando el hijo másjoven decide irse, le deja marchar. A buen seguro, con el corazón lleno de tristeza, porque prevé que, lejos de la casa paterna, no será feliz.
Ahora bien, el respeto a la libertad de su hijo pasa por delante de todo.
El hijo menor derrocha todas sus posesiones viviendo de una manera disoluta; así pierde su dignidad de hijo. Tras un tiempo de fáciles placeres se encuentra en una situación muy penosae indigna: se ve obligado a guardar cerdos. Esto nos hace comprender que debía de encontrarse en tierra pagana. (los judíos no guardaban cerdos, considerados animales inmundos). A esto se añade además una carestía: no puede alimentarse ni siquiera de lo que comen los cerdos.
Se trata de una perdida completa de su dignidad filial. El joven lo reconoce. De hecho, piensa decir a su padre cuandollegue a su casa: “Ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
El joven toma, por consiguiente, una decisión:” Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. Lo más triste de todo esto es haber dejado de ser digno de ser llamado hijo, haber perdido toda la dignidad filial.
¿Cómoreaccionara el padre?
Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y echando a correr se le hecho en el cuello y se puso a besarlo”. La premura del padre es extraordinaria. No se contenta con abrirle la puerta al hijo, a pesar de su infidelidad y de sus culpas, sino que sale corriendo a su encuentro, se le echa al cuello y se pone a besarlo. No puede haber una acogida más afectuosa,más calurosa que ésta.
El hijo empieza a decir frases que se había preparado: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. Pero su padre no le deja terminar.
A continuación, el padre contradice por completo con su comportamiento las palabras del hijo. Dice, en efecto, a los criados: “Sacad en seguida el mejor traje, y vestido; ponedle un anillo en la mano ysandalias en los pies”. Son los signos de la dignidad filial. El padre se preocupa de devolverle a su hijo toda su dignidad filial, y esto es lo más conmovedor de todo.
De este modo nos revela Jesús el corazón del Padre celestial, y nos revela también al mismo tiempo su propio corazón, que está en plena sintonía con el Padre.
El pare dice después a los criados “Traed el ternero cebado y matarlo;celebremos un banquete; porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado.
El padre no se preocupa de castigar la culpa del hijo –el hijo ya ha sido castigado, en realidad, por la situación dolorosa y humillante en que se encontraba; guardar cerdos en una región lejana-; solo se preocupa de dar una fiesta.
Comprende que su hijo “estaba muerto y ha revivido;...