CUARTETO PARA EL FIN DE LOS TIEMPOS

Cuarteto para el Fin
(y Renacimiento) de los Tiempos
Alfonso Salazar

Quince de enero de 1941. Afuera hace un terrible frío. El barracón VIII del campo de concentración de Görlitz está sepultadoen la nieve. Adentro se apiña la fantasmagórica visión de los tres mil prisioneros, cada vez más delgados, nervudos. Se han reunido para celebrar algo que se nos antoja inoportuno en el crudoambiente de un campo de sufrimiento y tortura. Se reúnen para escuchar música: un rayo de luz entre tanto frío y tanta muerte.

Olivier Messiaen fue encarcelado en este campo de concentración en Silesia,durante el año 1941. Músico, hombre devoto, hizo en el suplicio y el encierro lo que sabía hacer: la composición, obras musicales vinculadas al sentido de la vida, la búsqueda de Dios. Inmerso en lavida indigna a la que eran sometidos los prisioneros, el hambre, el frío, los pies deshechos por largas caminatas y por el calzado estrecho de compañeros muertos, los trabajos forzados, los hombresconvertidos en fantasmas y los fantasmas en bestias, la desaparición de los seres queridos. Los avíos personales con los que viajaron las víctimas eran esparcidos por lúgubres habitaciones donde seentremezclaban y se apilaban: aquí todas las gafas, aquí todas las carteras, allí la ropa interior de aquellos que llegaban a un lugar de punto final, sin retorno, donde la mezcla de enseres de distintapropiedad era la cruel metáfora de la desaparición, de la pérdida del nombre y la persona para ser convertidos en número -grabado en el brazo- y en animales de carga. Pudo pensar Olivier Messiaen queaquello era peor que el infierno, era el Apocalipsis. La última batalla donde el Bien se presenta ante el Mal. Blanco y Negro, Agua y Fuego, Cielo y Mar. La crueldad estaba allí, en el campo deconcentración se descubrieron unos hombres frente a otros y la tortura y la muerte como expresión terriblemente humana. Era preciso no olvidar, dejar grabado para siempre en la memoria, como en los brazos...