Cuarteto para el fin de los tiempos: en busca de la eternidad.

Cuarteto para el fin de los Tiempos: En busca de la eternidad CUARTETO PARA EL FIN DE LOS TIEMPOS: EN BUSCA DE LA ETERNIDAD Cuarteto para el fin de los tiempos. El nombre propone mucho por sí mismo. Es más imponente en el momento que conoces el referente: Olivier Messiaen. Aun cuando no sepas mucho sobre su música, sabes que te enfrentas a uno de los grandes genios del siglo XX. Sin duda esto fuepor lo que yo atravesé en mi primer acercamiento a dicha obra, creando expectativas al rededor de una premisa auto inventado. Con lo poco que sabía acerca de Messiaen intuía que me estaba aproximando a un gran místico evangélico. Después de varias semanas de ahorro pude solventar una grabación nada barata de una obra que cambiaría mi visión de la música... a la larga. Subjetivamente, tansubjetiva como la música de Messiaen puede ser, sucedió la primera audición. Me encontré ante un mundo de sonidos impersonales, música de las esferas (aun sin estar seguro de lo que esto significaba). Un lenguaje muy complejo, una rítmica imperceptible, hasta una dotación inesperada. Toda una música que de primera impresión, me puso de relieve mi propia ignorancia. Fue una tarea hasta un poco tediosasentarme durante casi cincuenta minutos a escuchar esta música apocalíptica. Fue la falsa expectativa de un lenguaje diferente lo que me predispuso a un primer rechazo al Cuarteto. Lo más “contemporáneo” que yo conocía hasta el momento era tal vez Bártok, y aun su música me costaba trabajo. Eso aunado a cierto misticismo que le profesaba al Apocalipsis de San Juan, imprecisa expectación de ira, unlenguaje más concreto en un sentido romántico, más Rachmanino-Beethoven-Brahmsiano. Era en ese momento ignorante de la revelación musical que representa el cuarteto. Después me daría cuenta de mi aun precario acercamiento a la música. Indicaciones como Andante Doloroso, FF marcato y pochissimo ritardando, cúspide del detallado y envolvente romanticismo (agotado ya hace poco más de un siglo) eran ellímite de mi imaginación. Peor aun, cuando no escuché por lo menos un “quintoprimero”, el encadenamiento jerárquico de densidades sonoras, creí no poder entender tal música. Novena de dominante, forma sonata, cuarteto de cuerdas, qué más puedo decir. Poniendo esto en contexto notaremos la gravedad de la situación: pretendiendo estudiar composición en el siglo XXI, cómo es posible no estarfamiliarizado ya con las sonoridades de la vanguardia de la postguerra? Ni siquiera quería pensar lo que pasaría al intentar escuchar obra más nueva, obra contemporánea. El Cuarteto para el fin de los tiempos era para mi un llamado, un aliciente a explorar e investigar, a tratar de entender porque esta música había pasado por mis sentidos como ajena. Sería tal vez sólo un lenguaje desconocido, quizá habíaalgo más? Y que sobre el mismo nombre? Qué clase de expectativa generaba en mi una evocación de tanto peso como “Cuarteto para el fin de los tiempos”, liturgia de cristal y demás nombres tan místicos. Es cierto, yo esperaba escuchar algo más “Dies irae de Verdi”. En retrospectiva, y aludiendo al FF marcato del párrafo anterior, ahora me doy cuenta que mi acercamiento a la música en ese tiempo erademasiado parcial. El fin ulterior, la operación del espíritu, el símbolo que apunta ah se escapaba de mi y dejaba solamente un rastro de conmoción, un poco de vana compasión tal vez. Me movía entonces en el nivel más superfluo del lenguaje, puramente sexual, surgido de las vísceras. Extrañamente es la parte que menos reluce a primera vista en mi carácter. Como yo lo veo ahora, durante mucho tiempofue la música la encargada de sublimar esta parte vergonzosa de mi mismo. Usando a Brahms como terapia espiritual, a Bach como psicoanalista, y lo peor de todo, mis propias composiciones como vertedero de un yo interior en desorden. Todas estas expresiones de mi mismo que no tenían cabida en la imagen que trataba de proyectar. Era un triste fin para un arte tan sublime como Música. Pero si...