cuba
El 17 de diciembre de 2014 marcó el inicio del deshielo en las relaciones de Cuba con Estados Unidos. El capítulo final de la Guerra Fría se da en anuncios acuentagotas, pero su efecto parece haber logrado descongelar la visión externa sobre la isla, que parecía paralizada a fines de la década del 50, en el inicio de la Revolución. Cuba quedó así desnuda, con las carcazas de sus edificios carcomidos por la falta de inversión; sus carencias en los mercados; con los primeros negocios privados; una agenda pendiente de derechos humanos exigida por un grupo dedisidentes; un déficit de viviendas y la lógica propia de una creatividad surgida de la escasez y la crisis.
Un escenario de espera para los cubanos y al que los medios de comunicación del mundo llegan ansiosos para tratar de encontrar “el cambio” de la apertura, como también lo hacen los grandes y pequeños inversionistas extranjeros que pretenden “llegar” antes para aprovechar un posible buen negocio.Pero de cerca nada es tan simple: tiene algo de la complejidad de Coppelia para un viajero distraído. El bloqueo de Estados Unidos continúa. La era del deshielo, en realidad, es marcada por las reformas internas que viene viviendo el país desde 2008, cuando Raúl Castro asumió formalmente el puesto de presidente que ocupaba su hermano, Fidel, y el Partido Comunista, el único legal en el país,comenzó a debatir un proceso de apertura que, aseguran, no será capitalista.
Una red llena de agujeros. La Internet a la cubana es sin conexión y se renueva todos los domingos. Se trata de una edición de contenidos web que se va copiando de discos duros a pendrives o a computadoras y se vende en forma ilegal de puerta en puerta. La mayoría de los 11 millones de cubanos la compra porque la conexión reales de baja velocidad y sólo la puede usar un 25 por ciento de la población, la que navega a un ritmo que prueba la paciencia. Los turistas acceden a ella en los hoteles cinco estrellas a 15 dólares por dos horas o a través del 3G a un precio que puede causar el infarto al llegar a casa.*
Frente a la desconexión, alguien inventó “el paquete semanal”, un espejismo de la web que da la sensación deque se anda con libertad de página en página. En cada entrega se ofrece un menú completo de series; de videos de Youtube; de las telenovelas más populares de América Latina; de películas de Hollywood; de las principales portadas de los diarios del mundo y hasta de páginas de compra y venta, pero en las que que no se puede concretar la operación. Ultimamente han comenzando a aparecer también...
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