CuEnto "Cada Cosa En Su Lugar"

CADA COSA EN SU LUGAR

Sarah tenía 16 años, 7 meses, 8 días, 9 horas, 10 minutos y 11 segundos cuando descubrió que correr se había convertido en su pasatiempo favorito, no por que fuese divertido ni reconfortante, sino por que era la única actividad que hacia de sus piernas un roble. Hacía culto a su cuerpo, como si este fuera ajeno a ella, creía firmemente en que debía mantenerse en el pesoideal, ni un gramo más ni uno menos, leía con cautela las etiquetas de los productos que consumía, pesaba con báscula todos sus alimentos al igual que sus excrementos, "todo lo que entra tiene que salir" -decía- el peso de ambos debía coincidir, de lo contrario Sarah se ponía a régimen, este era poco saludable pero muy efectivo para ella. ¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬Corría horas enteras sin descanso para quemartantas calorías como fuera posible, hacía 1.000 abdominales, levantaba pesas y comía escasamente lo necesario para no desmayarse.
Odiaba su estilo de vida, era detestable, pero tenía que lucir hermosa y esbelta o al menos eso creía. Pasaba gran parte de su tiempo parada frente al espejo en busca de algún recoveco donde pudiera alojarse la grasa, en cuanto la detectaba, bebía un vaso de agua tibia,comía un pequeño trozo de melón y con una toalla en la mano salía de su casa a recorrer los 14 kilómetros de bosque que conformaban su rutina de ejercicios diaria.
Incapaz de formalizar una relación con cualquier hombre, Sarah pensaba que algún día llegaría su príncipe azul, aunque ella no lo imaginaba tan azul, mas bien evitaba imaginarlo ya que sabía que su cerebro desencadenaría una serie desucesos desafortunados que deformarían su cuerpo perfecto. Un beso significaba hacer gestos que dibujarían en su rostro unas terribles e irreversible líneas de expresión. Permitirse una caricia le dejaría la piel colgada y flácida, por supuesto el sexo era aun peor ya que cabía la posibilidad de procrear, ¡embarazo!, eso era inconcebible para ella, pensaba que un bebe solo seria su carta de entradaal mundo de las flácidas, gordas, estriadas y celulíticas, al que tanto temía.
Los años pasaban para el mundo, pero no para el diminuto universo de Sarah, ella se ocultaba cuando estos intentaban tocar su suave y delicada piel. También prohibió a la gravedad que derrumbara sus erguidos y redondos senos, ignoraba a la flacidez a pesar que esta era muy coqueta y le hizo muchos desplantes a lacelulitis porque sabía que pretendía arruinar sus firmes piernas.
Sarah había cumplido 20 años, 9 meses, 8 días, 7 horas, 6 minutos y 5 segundos la mañana de miércoles que salió a hacer su acostumbrado recorrido atravesando el frondoso bosque. Ella había repetido este recorrido 1.538 veces pero jamás notó que unos árboles gigantescos la rodeaban, que corría sobre un camino empedrado cubierto de hojassecas, que en ese bosque habitaban 32 especies de aves, que un pequeño riachuelo la acompañaba a correr diariamente, que en el 9° kilómetro se encontraba la guarida de una familia de ardillas y por supuesto tampoco notó la mirada extraña de quien la asechaba cual tigre hambriento.
Harold, jardinero de corazón, visitaba el bosque esporádicamente en busca de semillas que luego sembraría en elhermoso jardín del patio trasero de su casa de campo. Éste había sido plantado por él mismo con las más bellas y raras flores.
Una fría mañana de miércoles Harold creyó que habría varias semillas que recolectar ya que el viento era suficientemente fuerte como para provocar una oleada de fertilidad en la madre naturaleza. Concentrado en su labor, escuchó pasos aproximándose, se oculto tras una roca yobservó pacientemente mientras se acercaba una bellísima jovencita llamada Sarah. Cuando Harold la vio, por primera vez en su vida sintió como un fuego interno lo invadía, toda su piel se erizó, sus ojos se iluminaron y con la boca entreabierta, se mostró incrédulo al ver que la más hermosa y exótica flor fuera ajena al esplendido jardín que él había creado. Harold era un hombre tímido por lo...