Cuento de ciencia ficcion con Oliverio Girondo
Un día lluvioso, Iván me llama para pedirme que fuera a su casa con indicaciones de que nadie se debía enterar, y que me fijara que nadie me siguiera.
Me puse mi abrigopreocupada, ¿Qué podría ser, con tanta urgencia y hermetismo? – pensé. Mi madre, al ver que me cambiaba, salió a mi encuentro y me preguntó: “¿A dónde vas con este clima?”. No le respondí y la ignoré.Acto seguido, fue mi hermana quien me hizo la pregunta y les respondí que solo voy a la casa de Victoria, mi mejor amiga.
Salí a la calle, la casa de Iván quedaba a pocas cuadras de la mía, cuandoempezó a caer un diluvio de proporciones bíblicas, que hicieron de mi viaje a su casa un calvario.
Al llegar, le toqué el timbre y cuando abrió la puerta me arrastró hacia adentro.
Una vez allí metendió una toalla y un frapuchino como sabe que me gusta. Luego, más tranquilos, me contó emocionado su nuevo experimento.
Bajamos las escaleras a un sótano donde se encontraba una maquina, la cualconsistía de una cama ergonómica con muchas luces y un recipiente de color violeta.
Iván me explicó que descubrió que en las secuencias del ADN se esconden “memorias de la vida de nuestros antepasados”. Alser este procedimiento tan complejo y tan importante me pidió que me ofreciera para llevar a cabo la prueba del descubrimiento, ya que solo en mí confiaba. Accedí emocionada ante la posibilidad deconocer más de mi historia.
Me pidió que me pusiera un traje especial que era extremadamente fino y pegado al cuerpo ya que debía estar en contacto con la maquina todo el tiempo.
Ya recostada sobre lamaquina me pidió que me ralajara mientras me inyectaba una sustancia plateada y me pinchaba el dedo para sacar una muestra de mi sangre, la cual coloco en el recipiente violeta. Cuando terminó de hacereso inició la maquina y me sentí desvanecer.
Al recobrar la conciencia descubro que no estoy en mi cuerpo ni en mi tiempo.
Alguien me dice: - “¿Federico, te encuentras bien?” -. Me giro hacia...
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