Cuento de suspenso

 El final de la cuadra.
LLegando de la universidad me fui al mercado a comer un cevichito en la carretilla de mi casera. Allí había una variedad de comida, como ceviche, arrozcon pollo, lomo saktado, papa la huancaina, en fin; podias encontrar todo tipo de comidas criollas. Me fui a mi casa y me encerré en mi cuarto como todos los días.
Estaba estudiando par el exámen.Cerré los ojos y los volví a abrir; sentí una brisa fría y un rallo de luz que me caía en los ojos. ¡Me había quedado dormido!
Me levanté, me bañe, compre el desayuno, y salí disparado de la casa sentiun incón en la pierna pero no me importó. Contemplaba el lugar mientras caminaba desesperadamente. Veía varias casas todas abandonadas, carros viejos, gente tirada en los rincones de las paredes conuna borrachera terrible; no me llamaba mucho la atención, ya que eso era común por mi barrio. Pero en lo que más me concentré fue un carro negro muy bien cuidado, con sus ventanas negras y sucarrocería bien pulida; que estaba en el final de la cuadra de la que yo andaba. Segundos después apareció otro, pero este era todo lo contrario del carro negro. Suis ventanas estaban rotas, su carroceríapintada a mano y sus llantas todas desinfladas. Veía como se acercaba lentamente a mi. De pronto salió una persona con un saco negro. Estaba él con una capucha, la cual no dejaba ver su rostro.Rápidamente alsó sus dos brasos con la bolsa y todo se opacó. Inediatamente pensé que me habían raptado. Sentí una aguja que atravesaba mi brazo y poco a poco me adormecía.
Desperté en una silla. Mis manosestaban detrás de ella y ví que estaban atadas atravéz de ella. Estaba yo en un cuarto oscuro, cual única luz que llegaba a ver era de la que salía de la ventana del techo. Gracias a ella podía verestantes llenos de herramientas de todo tipo. Como de gasfitero, cirujano, dentista, albañil..... habían un sinfín de cosas. Ví una puerta que estaba un poco abierta y comensé a oir unos pasos.
Sentía...