Cuento Del Burro Sordo...
Páginas: 2 (335 palabras)
Publicado: 15 de junio de 2012
EL CUENTO DEL BURRO SORDO QUE SE SUICIDO APENITAS
Puesiesque un burro era sordo de las orejas y nadie sabía por qué no podía decir de mudo que era el tonto, porque siempreque quería avisar quera sordo le salía una carcajada de animar y la gente le decía “De seguro que ya sestá riendo el burro de asaber qué quiá oido”. Y no podían averiguar lasordera del infeliz, asiesque una noche dijo el burro: “Yo me vuá suicidar bebiéndome esa barrilada de miel de purga quian dejado ai”. Y se bebió la miel: ¡tucuz, tucuz, tucuz!... Yasí que lambió todo el barril se fue de lado y soltó un chorro de pitoreta por todos los conductos y las gayinas jueron asustadas avisar y yegaron gentes y vieron aqueya pitoretapirotécnica y siasustaron porque le salían chorros hasta por las orejas. Y cuando echó todo el barril quedó bien débil, pero cantó un gayo de triste que la junción se bía acabado ylo oyó el burro y dijo: “¡Agüen! Ya oigo por las orejas, acabo de oír un pito de tren”. Y se sintió bien contento porque dijo; “ Aura ya no me suicido porque cuando me alcancenel zacate vuá oir el ruidito a manojo y vuá voltear a ver riéndome duro del gusto”. Y se paró en cuatro patas y tiró un gran rebuzno duro para ver si lo podía oír y oyó como siera un serrucho aserruchando en la lejanía y se puso triste porque dijo: “Todavía, tal vez, puede ser, quién sabe que quizá no es posible que oiga bien del todo”. Pero luego sevolvió a alegrar, porque pensó: “Debe ser que como yo mismo rebuzne, tenía que oír por dentro, todavía no estoy del todito alentado, sólo por juera”. Y como eneso cantó otra güeltael gayo, lo volvió a oir y dijo: “¡Oí, otra güelta va porayá un ferrocarril pitando! Ya miro que oigo”. Y se sonrisó contento y siacabuche.
Salarrué. Cuentos de cipotes.
Puesiesque un burro era sordo de las orejas y nadie sabía por qué no podía decir de mudo que era el tonto, porque siempreque quería avisar quera sordo le salía una carcajada de animar y la gente le decía “De seguro que ya sestá riendo el burro de asaber qué quiá oido”. Y no podían averiguar lasordera del infeliz, asiesque una noche dijo el burro: “Yo me vuá suicidar bebiéndome esa barrilada de miel de purga quian dejado ai”. Y se bebió la miel: ¡tucuz, tucuz, tucuz!... Yasí que lambió todo el barril se fue de lado y soltó un chorro de pitoreta por todos los conductos y las gayinas jueron asustadas avisar y yegaron gentes y vieron aqueya pitoretapirotécnica y siasustaron porque le salían chorros hasta por las orejas. Y cuando echó todo el barril quedó bien débil, pero cantó un gayo de triste que la junción se bía acabado ylo oyó el burro y dijo: “¡Agüen! Ya oigo por las orejas, acabo de oír un pito de tren”. Y se sintió bien contento porque dijo; “ Aura ya no me suicido porque cuando me alcancenel zacate vuá oir el ruidito a manojo y vuá voltear a ver riéndome duro del gusto”. Y se paró en cuatro patas y tiró un gran rebuzno duro para ver si lo podía oír y oyó como siera un serrucho aserruchando en la lejanía y se puso triste porque dijo: “Todavía, tal vez, puede ser, quién sabe que quizá no es posible que oiga bien del todo”. Pero luego sevolvió a alegrar, porque pensó: “Debe ser que como yo mismo rebuzne, tenía que oír por dentro, todavía no estoy del todito alentado, sólo por juera”. Y como eneso cantó otra güeltael gayo, lo volvió a oir y dijo: “¡Oí, otra güelta va porayá un ferrocarril pitando! Ya miro que oigo”. Y se sonrisó contento y siacabuche.
Salarrué. Cuentos de cipotes.
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