Cuento Inventado

El amor se presenta de diferentes maneras.
Deseaba que no fuera verdad, pensaba que era una mentira, un sueño que parecía más una pesadilla; no quería escuchar tales palabras de aquella boca en la que tanto confiaba y era una experta en su labor e incluso de mucha reputación.
La doctora que se encontraba enfrente de ella, más que ser su maestra era como una segunda madre (misma que murió hacealgunos años atrás), era rubia como su padre; los apoyo cuando nadie más lo hizo y no les dio la espalda como su progenitor.
-Lucia… ¿existe otra esperanza para salvarlo?- pregunto la ojijade a la rubia que negó lentamente con la cabeza –Entiendo… le daré mi respuesta en la mañana, con su permiso me retiro.- le dio la espalda y salió de aquel hospital con el alma abatida y la cabeza llena deconfusiones. Extrajo de uno de sus bolsillos su celular para marcar un número específico y espero a que contestaran.
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Un joven de cabellera azabache se encontraba leyendo una novela cuando comenzó a sonar su celular, al ver el número contesto sin vacilar. -Sara, ¿qué sucede?- menciono con voz varonil -¿Puedo hablar contigo ahora?- su voz sonaba desolada –Por supuesto. Dime dondeestas y enseguida iré.- sonaba un poco preocupado –Nos vemos en el parque de siempre, por favor no tardes.- con una voz apagada dijo la pelirroja –De acuerdo pero tu tranquila.- y dicho esto colgó para tomar su chamarra y dirigirse al lugar indicado.
Después de unos minutos llego a su destino y observo a su amada pelirroja sentada en una banca con la mirada perdida. Se acerco lentamente hastasentarse a su lado, no la molestaría, sabía de antemano que cuando estaba en esas situaciones lo mejor era mantener distancia y esperar pacientemente hasta que ella diera el primer paso.
Escucho un suspiro pesado y observo de reojo como la joven recargaba la cabeza en su hombro, sin negarle aquel acercamiento la abrazó por encima de sus hombros y permanecieron así por unos minutos.
La chica rompió elsilencio –Gracias por venir.- el chico comenzó a sobar su hombro –No tienes que agradecer. Necesitas todo el apoyo en este momento, además eso es lo que hacen los prometidos, ¿no?- él tenía una mirada burlona y ella soltó una risilla pero volvió a su expresión serio al igual que él. -¿Cómo sigue tu hermano?- su voz sonaba preocupada y lo estaba por ambos.
Desde que su cuñado había caído enfermosolo se ocupaban de eso, no tenían tiempo de planear su boda y tampoco era como si tuvieran ánimos. Sabían que ese rubio hiperactivo, cabeza hueca quería que se ocuparan de sus asuntos pero por más que lo intentaban no podían. Siempre que ambos lo visitaban preguntaba para cuando era la fecha, que ya estaría sano pero ellos respondían que estaban en eso por cuestiones laborales.
Ella soltó unpesado suspiro y lo miro directamente a sus ojos color carbón de su novio. No había necesidad de decir palabras, la conocía perfectamente que con solo una mirada o gesto sabía cada respuesta a sus dudas –Ya veo… ¿y qué harás?- conocía las condiciones del enfermo y el último recurso que les quedaba pero aun le costaba trabajo asimilarlo.
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Odiaba los hospitales pero tenía quesoportarlo; sabia que s condición física era deplorable, su salud empeorando cada dia y su moral se encontraba hasta el fondo de la tierra. Se sentía culpable y un estorbo para que su hermana pudiera ser feliz y eso lo atormentaba.
Ya se había resignado a tener una vida corta pero su terca hermana se negaba a entenderlo y no la culpaba ellos dos siempre estaban juntos y nunca se habían separado, contandoque eran mellizos. Él era el mayor por un minuto y siempre le hacía burla con aquello.
Se acomodo en la incómoda camilla y comenzó a recordar como ese par de enamorados se habían conocido y llegando a tal punto de comprometerse. Era irónico, su amigo/rival y casi hermano desposaría al más grande tesoro que tenía pero confiaba en él más que en nadie, estaba completamente seguro que ambos serían...