Cuento latinoamericano
J s.
J \ penas apareció el gato
en casa, me di cuenta: él era la reencarnación de mi
abuelo.
No sé bien cómo es este asunto de las reencarnaciones, pero puedo imaginármelo apartir de algunas cosas
que leí y escuché.
El alma es como un bocado radiante o una rosquita
de humo que sale de la persona cuando muere. Sale con
el último suspiro. Una vez que ha salido se desplazapor
el aire buscando otro cuerpo vivo. Ese cuerpo puede
estar lejos o cerca, y ser de persona, animal o planta.
Cuando lo encuentra, zap, se mete dentro. Y listo, ya
se reencarnó. Más o menos esoes lo que le pasó a mi
abuelo.
Tampoco sé cuánto tarda un alma en encontrar otro
envase. Supongo que eso depende de la distancia que
deba recorrer. Reencarnarse en un país lejano seguramente llevatiempo. Recuerdo que el gato apareció en
casa unos seis meses después de la muerte de mi abuelo
y parecía de por acá; pero no se debe tomar en cuenta
este dato porque mi abuelo era lerdo paratodo.
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También ignoro por qué motivo se reencarnó en un
gato —¡y ese gato!— habiendo tantos seres mejores en
el mundo. Ni es un animal bello ni es un modelo de
virtudes; aunque pensándolo bienmi abuelo tampoco
lo fue. Tengo que suponer que cada uno se reencarna
en lo que puede y a él le tocó, justamente, ese gato maula, insomne, con mandíbula de trampero.
Se preguntarán ustedes —¿se lopreguntarán realmente?— cómo me di cuenta de que el gato era mi abuelo o viceversa.
En primer lugar por la tranquilidad con que se instaló en casa; como si la conociera. Cuando se apoderó
del sillónde mimbre no me animé a echarlo porque actuaba como si siempre hubiese sido suyo.
Igual que mi abuelo, el gato acostumbra pasar noches enteras caminando por los techos. Y, como el gato, mi abueloadoraba los lácteos y los consumía en cantidad con el pretexto de su úlcera.
Los dos con los mismos bigotes alertas, el mismo
fastidio por el agua, la misma capacidad para desordenar el costurero que...
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