Cuento picaresco
A este anciano, de particular condición, nunca se le vio reír. Contrario a la costumbre dela época, donde en Villavicencio se celebraban con licor los buenos y malos acontecimientos, sus labios nunca saborearon el néctar de los tragos, y mucho menos sus despertares se vieron mortificadospor el singular guayabo. Tal vez esto no se daba, porque en él no existía el concepto del gasto en cosas superfluas, y mucho menos en algo que sonara a diversión.
Cuentan que de joven empezó sutrabajo como vaquero, oficio en el que las condiciones inclementes del clima, la impetuosa agresividad de los ríos, sin la existencia de puentes, e infectados de alimañas, y la condición cerrera de losvacunos, hacía que los hombres se forjaran como luchadores de las adversidades y no fuera para ellos difícil soportar la falta, a veces prolongada, de comidas, bebidas y de conciliar en armonía el sueño.En ese ambiente agreste y casi salvaje, se formaron dos tipos de vaqueros:
Unos, ávidos de pasiones y necesidades varoniles que al llegar con el ganado desde esos remotos llanos a Villavicencio,derrochaban en pocos días el salario de todo ese tiempo de travesía en mujeres y trago. Sobre el tema se hicieron canciones que aún suenan en viejas rocolas: “el galerón llanero” que en una de susestrofas decía:” Si vas a Villavicencio/ pregúntale a la botella/ que si se acuerda de mi/ como yo me acuerdo de ella.” Pues bien, “La botella” era el mejor prostíbulo de la época, al que concluían los...
Regístrate para leer el documento completo.