CUENTO REALISTA SOCIAL

Páginas: 20 (4856 palabras) Publicado: 8 de octubre de 2015
CUENTO REALISTA SOCIAL
Hasta mediados de la década de 1950, las mangas de langosta fueron una terrible realidad en todo el país. Uno de los máximos narradores uruguayos, el salteño Enrique Amorim (1900-1960) la recogió en Saucedo, uno de sus más famosos cuentos, relativo a la vida en un rancherío, que abre la colección del libro Horizontes y bocacalles. La obra se publicó por primera vez en1926, en Buenos Aires, y fue reeditada en Montevideo por Arca, en 1968. A continuación se reproduce un significativo fragmento de ese relato. A quienes hace ya tiempo que peinan canas, esta historia los retornará a la juventud.

Ahora Saucedo está cubierto de langostas. Los postes del alambrado, sus hilos, los ranchos, los diez árboles, el maizal, el arado, las enramadas todo parece hervir o temblarbajo una capa parduzca.

Hay en el ambiente del rancherío un áspero olor penetrante. La capa parduzca hace pensar en un sudario negro, envolviendo el poblado. De trecho en trecho, al paso de un hombre o a la proximidad de un pájaro, las langostas se separan de los postes, haciendo un ruido de hojas secas arrastradas por una ráfaga de viento. Salpican, vuelan un instante agitadas y se vuelven apegar a los alambres, engrasándolos hasta el punto de parecer transformados en amarras o piolas gruesísimas. La fisonomía del pueblo tomó, de la noche a la mañana, un aspecto sorprendente. Crecieron las cosas ennegreciéronse las plantas, el camino se tornó movible, temblorosa la rigidez de los postes del alambrado...

Primero fue una nube que oscureció el sol como un velo transparente, corrido a granaltura. Marchaba de norte a sur a gran velocidad, arrastrada por el viento. La manga pasaba sobre Saucedo, indiferente, despreciando la precaria plantación de maíz. Pero de pronto el viento de las alturas dejó de soplar. Eran las doce del día. Desfallecientes, derrotadas, las langostas comenzaron a caer como gotas de lluvia; primero una, luego dos, después tres, cuatro, multiplicándose al instantehasta semejar un negro granizo... Caían con gran lentitud, aleteando, en un visible esfuerzo por restablecer el vuelo. Arriba la manga seguía pasando más lentamente y cada vez menos densa. Negros cuervos, en lo alto, manchaban la nube. En giros vertiginosos y ágiles zigzag, hacían sus festines de langostas en las alturas. Cruzábanse unos con otros devorándolas y haciendo cada vez más bajos ylentos sus vuelos. A medida que sus buches se iban llenando, los cuervos emprendían un descenso forzado. Gordos, pesados, con las alas tiesas, fueron descendiendo poco a poco, pero siempre devorando. Bajaron al arroyo, al borde del cual, pesadamente, aleteaban su apetito insatisfecho. Alivianados algunos, emprendían un nuevo vuelo hacia la nube, un viaje.
Entre aquélla y la tierra, en sentidocontrario, otra nube menos densa se fue formando ante los trágicos ojos del chacarero y las miradas indiferentes del hombre del boliche.

Los insectos se iban multiplicando. Las gallinas disputábanse las langostas embuchándolas. Aleteaban dando saltitos a fin de atraparlas, antes de que tocasen el suelo. Luego daban con sus picos en tierra para deshacerlas y separarles las alas. Mareadas por el vértigodel vuelo, las langostas caían chocando en los techos de los ranchos, llevándose por delante los hilos del alambrado y adornando el camino con el brillo de sus alitas.

La nube mayor, con grandes claros seguía su curso por el cielo...

Del rancho del chacarero partió un ruido de latas y vióse por los aires un par de banderas de color.

Mientras la criadora de gallinas calculaba la cantidad de maízque se ahorraría, el chacarero recorría con ojos trágicos el sembrado.

Decía la vieja criadora a su compañero:

-¡Mirá cómo comen, van a engordar en cuatro días ...

-¡Les gusta, les gusta! —respondía el viejo—. Van a dar güevos con yemas coloraditas...

El chacarero había preparado su defensa. En baldes de querosén encerró pedregullo y, luego de preparados, puso en manos de los pequeños los...
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