Cuento Si Juro

Sí juro
Jure ante Dios y la patria defender mi bandera hasta la muerte, un juramento que defendí no solo por el sentimiento patriótico sino por el propio.
Un 3 de marzo un lamento acabo con el sigilo de la noche, interrumpido el sueño tras las sabanas me arrellane en el travesaño de la cama, desconcertado pose mis pies desnudos en la baldosa helada, fui tras el encuentro del plañido que sehacía más agudo a medida que recorría el zaguán, me llevo a una puerta que se abría lentamente para dejar ver a mi progenitora desnuda, sin consuelo, lamentándose por aquella novedad que cicatrizo nuestras vidas, todavía no entiendo por qué acabaron con su vida, era un humilde comerciante padre de 4 hijos incluyendo este servidor de la patria, tal herida rasguña mi pecho, carcome mis entrañas,mantiene vivo y aumenta mi odio, tan solo pienso en mi madre que después del siniestro se arrastraba por los semáforos pidiendo caridad para nuestro sustento, yo por mi parte por ser el mayor cuidaba de mis tres pequeños hermanos en la vieja casucha de cartón y lata, olvidados por la sociedad, ubicados muy por debajo del sistema capitalista, a nuestra suerte crecimos y nos criamos bajo la falda oscurade la ciudad.
En un reconocimiento de área, nuestra escuadra se tropezó con una cabaña, donde mi sargento Pellaton dio la orden de armar un dispositivo de seguridad alrededor del área, mientras junto con él y el Chispa nos dirigíamos al interior de la estructura de paja. Una anciana salió a nuestro encuentro, se encontraba allí sola, nos brindó unas tasas de café a lo cual no hubo negación,en cada sorbo de la adictiva bebida note que una mirada me asechaba, la longeva mujer de ojos casi descoloridos, parpados desplomados, mostraba en su expresión un desasosiego que interrumpió cuando quebró el silencio y dirigiéndose a mi trajo presente un nublado pasado que respondía miles de preguntas y pesadillas que rodeaba mi niñez, era evidente que mis rasgos parentales trajeran presente enella, aquel hombre que le insistía que le comprara algunos de sus cachivaches para el hogar y que cuya insistencia fue reemplazada por la súplica de la supervivencia, los rebeldes lo invistieron y golpearon con las culatas de sus fusiles hasta ahogar su vida. Un llanto invadió mi alma, como un niño me revolqué en el suelo buscando consuelo, ese suelo áspero que fue testigo del sangriento acto, miodio se consolido, me levante y con la frente en alto le dije a mi sargento, - vámonos, que mientras descansamos el enemigo está allí afuera haciendo de las suyas- él muy sabiamente me contesto – paciencia, que la justicia es de Dios- yo no aceptaba la esencia de aquellas palabras y con mi ego en las alturas Salí del lugar y retome camino al campamento mientras los árboles se arrodillaban ylanzaban sus hojas contra mi cara repudiando mi estado.
Mi incorporación a la fuerza fue el mes de mayo, un día soleado cuando apenas llevaba dos días de haber cumplido la mayoría de edad, luego de rigurosos exámenes ya hacia parte de la compañía tres del dos mil siete, la temerosa estopín conformada por cinco pelotones de cuarenta y cinco hombres cada uno al mando del sargento pellaton ; él primerdía formamos en la plazoleta frente al alojamiento, cruzábamos nuestras miradas unos con otros, miradas temerosas, tal vez por la experiencia desconocida que nos esperaba, fuimos pocos los que estábamos hallí por convicción, muchos fueron reclutados en contra de su voluntad. Así como el que poda un arbusto, los cabellos fueron cayendo al compás de la cuchilla, nuestras cabezas parecían bolas deboliche, cada vestido en particular fue despojado para ser reemplazado por una camiseta gris, una pantaloneta negra, medias blancas y tenis de tela, apenas eramos prospectos de mercenarios, materia prima que iba a ser moldeada y trabajada, en la instrucción o fase de entrenamiento el insulto y la humillación por parte de mis superiores fueron necesarios para animar a mi cuerpo a cumplir con la...