Cuento Sobre El Cuidado De La Naturaleza

EN ARMONÍA CON LA NATURALEZA
(CUENTO)

En un tiempo tan antiguo, que casi todo su rastro se ha perdido en el tiempo, un antiguo pueblo vivía en esta tierra que hoy llamamos Virú.

Vivió allí durante miles de años y sus descendientes se convirtieron en la gran civilización inca.

Pero llegó un momento en que los colonos blancos procedentes de España iniciaron una sangrienta guerra contralos indios peruanos y, en el tiempo que dura una vida, reclamaron para sí, y se la quedaron, toda la tierra de los indios, y a éstos les dejaron tan sólo pequeñas porciones de tierra donde vivir.

Cuando las últimas guerras entre españoles e incas estaban llegando a su fin, uno de los jefes más valientes y respetados, el Jefe Kisari, se sentó a una mesa con el hombre blanco para firmar undocumento que le presentó.

El reinado de España deseaba apoderarse de las tierras del pueblo del Jefe Kisari. Con una presencia impresionante y unos ojos que reflejaban la grandeza del alma que habitaba en su interior, el Jefe se levantó para dirigir con voz retumbante unas palabras a los reunidos.

El jefe Kisari comprendiendo la magnitud de lo que iba a acontecer, se dirigió al jefe blanco,increpándole sus verdaderas intenciones y que no eran nada favorables para el equilibrio de la naturaleza y el ser humano. Sin duda con la llegada de la civilización española se iban a producir muchos cambios en el paisaje, en la naturaleza, que iban a afectar a plantas, animales y al mismo poblador andino.

Los que iban a sufrir las consecuencias eran la taruca, la vicuña, la alpaca, la llama, elcóndor, la plantas, el agua y la madre tierra.


Es así que increpó al jefe blanco con las siguientes contundentes palabras, que resuenan hasta el día de hoy en cada confín andino.

¿Acaso podéis comprar el cielo?, empezó el Jefe Kisari ¿Acaso podéis poseer la lluvia y el viento? Mi madre me dijo que toda esta tierra es sagrada para nuestro pueblo. Cada tallo de planta. Cada valle rocoso. Cadaniebla en los bosques oscuros. Cada prado y cada insecto zumbador. Todos son sagrados en la memoria de nuestro pueblo. Cada taruca, cada venado, cada alpaca, cada huanaco, cada llama, el gran cóndor.

Mi padre me dijo: Conozco la savia que corre por los árboles como conozco la sangre que fluye por mis venas. Somos una parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestrashermanas. Existe una armonía inquebrantable entre la vida animal y vegetal. Y si ustedes implantan sus nuevos modos de producción, romperán ese equilibrio.

La vicuña, el ciervo, el gran cóndor… ellos son nuestros hermanos. Las cumbres rocosas, las praderas, los auquénidos – todos pertenecen a la misma familia.

La voz de mis antepasados me dijo: El agua resplandeciente que corre portorrentes y ríos no es simplemente agua, sino la sangre del abuelo de tu abuelo. Cada reflejo espectral de las claras aguas de los lagos nos habla de recuerdos de la vida de nuestro pueblo. El murmullo del agua es la voz de la abuela de tu abuela.

El agua y la tierra son nuestros hermanos. Apagan nuestra sed y nos dan de comer. Dan vida a nuestros cultivos y alimentan a nuestros hijos. Debéis tenerpara con los ríos y la tierra la bondad que tendríais para con un hermano.
El agua es fuente de vida, alimenta a nuestras plantas, nuestros cultivos se fortalecen y dan buenos frutos.
La tierra es nuestra madre que nos da el alimento diario, gracias a su bonda podemos cosechar nuestra papa, nuestra quinua, nuestra kañiwa, la mashua, el olluco, el maíz, sin los cuales no tendríamos como sostenernosy alimentarnos. Sin ellos el hambre imperaría en nuestro imperio, sin alimento pereceríamos.

La voz de mi abuelo me dijo: El aire es precioso. Comparte su espíritu con toda la vida que él sostiene. El viento que me dio mi primer aliento también recibió mi último suspiro. Debéis dejar en paz a la tierra y el aire, para que sigan siendo sagrados y el hombre pueda gozar del viento perfumado...