Cuento Sobre La Paz

UN PASEO SIN RETORNO

Era un domingo soleado que pronosticaba ser un día en el que todo salía a pedir de boca, la acostumbrada tranquilidad que solía reinar en la casa se había roto , la familia entera estaba a punto de hacer el tan anhelado viaje de vacaciones, el destino contra todo pronóstico era Colombia, ¡si! Todos los amigos de la familia les habían advertido que en aquel país tan lejanopasaban cosas horribles y según las noticias internacionales era así, pero Cristina una amiga de Emili, la única hija de la familia le había contado todo lo contrario.

Emili y Cristina se conocieron por el Chat, tenían mas o menos la misma edad, 14 años y cursaban tersero de bachillerato y y Emili era quien convenció a su mamá, para ir de vacaciones al país de su amiga Cristina.

El viajeresultó ser un poco largo, cuando de pronto la azafata del vuelo indicaba a los pasajeros que estaban a punto de aterrizar, Emili soñolienta, se incorporó y con gran sorpresa a través de la ventanilla miró como un gran enjambre de luces rompían la oscuridad de la noche, no lo podía creer, esa era Bogotá? Se preguntó, pues se había imaginado algo diferente, mejor dicho mucho más pequeña.

Por finconocería a su amiga, entre las dos niñas había nacido una gran amistad, producto de varias horas durante muchos días de Chat, Margot, su madre mientras retocaba su maquillaje, le dijo, que ojalá Cristina estuviera esperándolas, ya que no conocían la ciudad, aunque el hotel donde se hospedarían estaba muy cerca del aeropuerto; no te preocupes, le Contestó con gran seguridad, Cris me aseguró queallí estaría.

El aeropuerto estaba lleno de personas que, seguramente esperaban a sus familiares y amigos, ¿Cómo encontrarla? Se preguntó, había tanta gente, entre eufóricos abrazos y saludos de la muchedumbre, alcanzó a distinguir que una figura menuda y con una gran sonrisa se acercaba hacia ella, no había duda era cris, sin pensarlo salió a su encuentro y se unieron en un indescifrable abrazo,era como si se conocieran de toda la vida.

Después de saludar con Margot, Cristina las condujo hacia el hotel.

Se sentían como en casa, aunque Margot aún estaba prevenida, pues no era poco lo que le habían contado sus amistades sobre Colombia, además recordaba las recomendaciones que le había hecho su esposo, lo extrañaba, ya que por motivos de trabajo no las pudo acompañar, estaba un pocodecepcionada porque esta ciudad no era lo que esperaba pues se parecía mucho a la suya.

Tras largas horas de conversación las entrañables amigas se despidieron no sin antes haber planificado el itinerario del día siguiente.

Fue así como a primeras horas de la mañana estaban iniciando el viaje hacia la mina de sal, ubicada a pocos kilómetros de Bogotá, mientras recorrían por la carreteramiraban como el paisaje se extendía majestuoso a los costados de la vía con sus diferentes tonalidades de verde, una vez estuvieron en la mina de sal, se sintieron como si se hubieran trasladado a otro mundo, pues ante ellas se erigían grandes y robustas columnas que sostenían el techo, las paredes y el piso eran todo de sal, también había una hermosa capilla con todos sus detalles delicadamenteesculpidos, seguramente por verdaderos artistas, la verdad era que nunca habían visto algo semejante y pensar que todo esto estaba medio kilómetro bajo tierra.

Cuando salieron, unas vendedoras muy amablemente les ofrecían novedosas y muy curiosas artesanías, la gente era muy alegre, colaboradora y siempre con una sonrisa, Margot estaba extrañada, pues no concebía que unos desconocidos la hicieransentir tan bien.

Ya era el medio día y tenían mucha hambre, asi que decidieron comer, mientras buscaban donde hacerlo, Margot y su hija miraban con gusto las calles estrechas tapizadas con adoquines y las casas con rasgos de la época de la colonia española, al fin entraron a un restaurante y Cristina pidió un delicioso sancocho de gallina, que, una vez que lo habían probado quedaron fascinadas...