Cuento: Un Trozo De Cielo

Un Trozo de Cielo
Me encuentro en mi lecho de muerte esperando a mi amado. Caballero de audaces hazañas al cual mi padre –Humberto- encomendó una difícil misión.
Todo comenzó el día en que nací. Mis padres dichosos pero ausentes a la vez pensaban en el presagio que una noche una antigua hechicera les había vaticinado con mi nacimiento. Decía ella que la luna era tomada por la sombra dealguna criatura nefasta y el cielo adquiría una extraña oscuridad que significaba que el que naciera en ese justo momento, su vida se vería implicada en una tragedia para la familia real.
Mis primeros meses de vida - comentan los que narran las historias- transcurrieron en la algarabía de mensajeros que iban y venían pregonando la noticia y de juglares que celebraban el nuevo brote de esperanza paraun reino que había tenido tantas disputas, lo que no sabían que este era el comienzo del fin. ¡Qué ánimo juglaresco se vivía en aquellos días por los caminos del Reino!
Para darle más credibilidad a mi relato os contaré esa serie de sucesos infortunados que vienen a mi memoria, a veces como lamento y, otras tantas como una hondonada de restos abandonados en el corazón, que aún no llegó acomprender. Todo esto lo digo no con el ánimo de amedrentar al lector sino con el de dejar constancia de por qué estuve acá.
El primer incidente que evoco fue cuando me dispuse a imaginar ese mundo de sueños y fantasías en el huerto, lugar prohibido de mi padre; allí me escapaba horas enteras hasta que la criada iba a buscarme confundida. Ese día ocurrió algo fabuloso que me dejó absorta, ante mis ojosun ave candente, con muchos ojos iluminaba el cielo, se presentó flotando como un espejismo, comprendí pese a mi corta edad, que era una princesa. Su belleza me poseyó y con movimientos involuntarios procedentes de una extraña fuerza comencé a danzar y a danzar, hasta que perdí el control hallándome en una incómoda situación y donde sin más no recuerdo caí a los pies de un aterrador hombre que memiraba con un odio descomunal y que no podía entender.
Se trataba así de haber pasado los límites prescritos por mi padre; un lugar donde el enemigo estaba al acecho a cualquier error de cálculo para esa batalla interna que no paraba. El peor antagonista de nuestro Reino era Chamber, Rey de Ron Jamaica, poseía una milicia de grandes guerreros temerarios con grandes cascos azules y rojos,llevaban también unas capas blancas casi transparentes con grandes escudos y espadas. Me llevó en sus hombros impregnados de anís. Forcejee y grite acabando con la paciencia de mi verdugo, tapándome la boca con una apretada mordaza que me dejó sin aliento. Vencidas mis fuerzas me ataron sin consideración, sin tener en cuenta que era yo una princesa.
Mientras tanto en el Castillo un valiente caballerollamado Almaghar se presentaba con su vasallo Gahiji. Hijo de Alvar, Duque de Esperanza, iba a ofrecer sus servicios a cambio de las enseñanzas en las artes ocultas de aquel Reino, conocida pues, su reputación por la eficacia en pócimas sanadoras. Mi padre aplaudió la proposición ya que tenía en gran estima y confianza al Duque.
El reloj no se detuvo y entre gestos cordiales se dieron a la tareade impregnar el lugar con las historias de enemigos y hechiceros. Mi madre presurosa y con gesto preocupado venía hacia mi padre, que a la vez el buscaba con los ojos, para que trajesen a su presencia a aquella preciosa criatura que crecía entre risas y zarzamoras. Más fue la sorpresa de todos cuando no la hallaron, pusieron en aviso a los criados pero infructuosa fue la pesquisa. Almagharaprovechando el momento se dispuso a la búsqueda.
Emprendió su cometido como leal y agradecido caballero que era y no defraudaría al Rey Humberto, haría hasta lo impensable para localizar a la Princesa Laila. Con su vasallo penetró en el apretado bosque, conocedor de todos los dominios, tendría precaución porque sabía que muy cerca se encontraba uno de los más crueles opositores de los reinos que...