cuento vibora de cascabel
La serpiente de cascabel es un animal bastante tonto y ciego. Ve apenas, y a muy corta distancia. Es pesada, somnolienta, sin iniciativa alguna para el ataque; de modo que nada más fácil que evitar sus mordeduras, a pesar del terrible veneno que la asiste. Los peones correntinos, que bien la conocen, suelen divertirse a su costa, hostigándola con el dedo que dirigenrápidamente a uno y otro lado de la cabeza. La serpiente se vuelve sin cesar hacia donde siente la acometida, rabiosa. Si el hombre no la mata, permanece varias horas erguida, atenta al menor ruido.
Su defensa es a veces bastante rara. Cierto día un boyero me dijo que en el hueco de un lapacho quemado -a media cuadra de casa- había una enorme. Fui a verla: dormía profundamente. Apoyé un palo enme- dio de su cuerpo, y la apreté todo lo que pude contra el fondo de su hueco. En seguida sacudió el cascabel, se irguió y tiró tres rápidos mordiscos al tronco, no a mi vara que la oprimía sino a un punto cualquiera del lapacho. ¿Cómo no se dio cuenta de que su enemigo, a quien debía atacar, era el palo que le estaba rompiendo las vértebras? Tenía 1,45 metros. Aunque grande, no era excesiva; perocomo estos animales son extraordinariamente gruesos, el boyerito, que la vio arrollada, tuvo una idea enorme de su tamaño.
Otra de las rarezas, en lo que se refiere a esta serpiente, es el ruido de su cascabel. A pesar de las zoologías y los naturalistas más o menos de oídas, el ruido aquel no se parece absolutamente al de un cascabel: es una vibración opaca y precipitada, muy igual a la queproduce un despertador cuya campanilla se aprieta con la mano, o, mejor aún, a un escape de cuerda de reloj. Esto del escape de cuerda suscita uno de los porvenires más turbios que haya tenido, y fue origen de la muerte de uno de mis aguarás. La cosa fue así: una tarde de setiembre, en el interior del Chaco, fui al arroyo a sacar algunas vistas fotográficas. Hacía mucho calor. El agua, tersa porla calma del atardecer, reflejaba inmóviles las palmeras. Llevaba en una mano la maquinaria, y en la otra el wínchester, pues los yacarés comenzaban a revivir con la primavera. Mi compañero llevaba el machete.
El pajonal, quemado y maltrecho en la orilla, facilitaba mi campaña fotográfica. Me alejé buscando un punto de vista, lo hallé, y al afirmar el trípode sentí un ruido estridente, como elque producen en verano ciertas langostitas verdes. Miré alrededor: no hallé nada. El suelo estaba ya bastante oscuro. Como el ruido seguía, fijándome bien vi detrás de mí a un metro, una tortuga enorme. Como me pareció raro el ruido que hacía, me incliné sobre ella: no era tortuga sino una serpiente de cascabel, a cuya cabeza levantada, pronta para morder, había acercado curiosamente la cara.
Erala primera vez que veía tal animal, y menos aún tenía idea de esa vibración seca, a no ser el bonito cascabeleo que nos cuentan las Historias Naturales. Di un salto atrás, y le atravesé el cuello de un balazo. Mi compañero, lejos, me preguntó a gritos qué era.
¡Una víbora de cascabel! le grité a mi vez. Y un poco brutalmente, seguí haciendo fuego sobre ella hasta deshacerle la cabeza.
Yotenía entonces ideas muy positivas sobre la bravura y acometida de esa culebra; si a esto se añade la sacudida que acababa de tener, se comprenderá mi ensañamiento. Medía 1,60 metros, terminando en ocho cascabeles, es decir, ocho piezas. Este parece ser el número común, no obstante decirse que cada año el animal adquiere un nuevo disco.
Mi compañero llegó; gozaba de un fuerte espanto tropical.Atamos la serpiente al cañón del wínchester, y marchamos a casa. Ya era de noche. La tendimos en el suelo, y los peones, que vinieron a verla, me enteraron de lo siguiente: si uno mata una víbora de cascabel, la compañera lo sigue a uno hasta vengarse.
-Te sigue, che, patrón.
Los peones evitan por su parte esta dantesca persecución, no incurriendo casi nunca en el agravio de matar víboras.
Fui...
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