Cuento Y Crónica Sobre Un Texto De E. Allan Poe

CUENTO
Era una noche tranquila en el puesto de policía, no habíamos tenido ninguna situación fuera de lo normal; solamente algunos robos y, eso, era todo.
Hasta que sonó el teléfono.
Del otrolado, una voz gruesa, avejentada carraspeó un par de veces hasta que soltó las palabras, casi como si se le escaparan de la boca. “Lo escuché, algo pasó ¡Lo se! Un grito ahogado, eso fue todo lo que pudeescuchar… necesita ayuda”.
Mi compañero tomó nota de lo que el preocupado hombre le decía, colgó el teléfono, agarró las llaves de la patrulla y emprendimos viaje.

Cuando llegamos, la casa estabaoscura, pero procedimos a golpear la puerta de todas formas. Luego de unos minutos, la puerta se abrió. Detrás de ella, un hombre muy educado, nos saludo y se mostró curioso acerca del motivo denuestra visita, le comentamos que un vecino había escuchado un alarido y estaba preocupado de que algún atentado hubiera ocurrido.
El hombre sonrió y nos explicó que él había sido el que había lanzadoese grito mientras dormía, ya que había tenido pesadillas.
Nos comentó que el dueño de casa se hallaba en el campo y nos invitó a recorrer las instalaciones.

El hombre, muy tranquilo, nos permitióque revisemos toda la casa. Recorrimos todas las habitaciones, hasta que finalmente, acudimos a la habitación del patrón.
También la revisamos, todo se hallaba en orden.
El hombre, notó nuestrocansancio y, muy amablemente, nos ofreció tomar asiento.
Mientras charlaba con Gómez, mi compañero, noté que los gestos de Julio, el hombre que nos había invitado a pasar, se transformaban rozando lapreocupación.
El silencio se rompió de un segundo al otro. “¡Basta ya de fingir, malvados! ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí… ahí! ¡Donde está latiendo su horrible corazón!Quedamos petrificados, nos llevo 5 segundos reaccionar, hasta que finalmente Gómez fue a revisar los tablones, mientras que yo, esposaba a Julio. Salimos de la casa, nos subimos a la patrulla, y...