Cuento

ADVERTENCIA

Mi primer trabajo fue hace dos años. Como siempre se siguió el proceso: se le envío una carta al infractor en la que se le detallaba en minucia de qué maneras deshonraba la Lengua deCervantes. Luego vino la cuestión simbólica, una caja de excrementos con toda la basura que había publicado y una esquela mortuoria donde se advertía EN NEGRILLAS Y MAYÚSCULAS que no habría másoportunidades. Sé que el individuo debió tomarlo a broma, pues se atrevió a publicar un libro de pésimos sonetos, teñidos de un estúpido color local. Recuerdo muy bien esa sonrisa displicente cuando mevio entrar en su despacho con el libro infame en mis manos. Debió pensar que iba en busca de un autógrafo, creo que hasta preparó mentalmente una dedicatoria. No dije una sola palabra como aconsejanuestro código. Sin remordimiento le disparé a la cabeza y le corté las manos. ¡Impecable! Me dijo el maestro, felicitándome por mi estilo. “Ahora ya puedes ejercer.” No somos unos simples asesinos, comose comprenderá. Cada uno de nosotros domina alrededor de veinte idiomas y posee los más altos títulos en el mundo de las artes y la lengua. Tenemos además entrenamiento militar y de inteligencia.Ocupamos cargos burocráticos y los gobiernos saben de nuestra existencia. Luego del juramento ya no hay marcha atrás. Empiezas como informante, merodeas entre bibliotecas y corrillos literarios, leesasiduamente la prensa y pasas reporte a la oficina central. Es allá donde se toman las decisiones que luego agentes como yo ejecutan. No siempre nuestros juicios acaban en asesinato. A veces una buenapaliza, unas cuantas descargas eléctricas, unos azotes o uno que otro manoseo es suficiente para que el infractor entre en razón y abandone sus pretensiones o se aplique severamente a ellas. He deconfesar que yo también fui uno de esos que escriben cosas por vanidad. Cinco poemas en una revistica universitaria me valieron un pequeño llamado de atención. Una noche después de un recital fui...