Cuento

Carolina tan hermosa, tan llena de gracia, sincera y directa.

Por: Mariana Guerra.

Capítulo #1: el fin de la vida que conocía.

Estábamos los tres en la mesa mi padre, mi madre y yo. Mi madre tenía los ojos brillosos en clara señal de querer llorar, mi padre en cambio se encontraba rígido como una estatua, sin señal de sentir algo a causa de lo que iba a comenzar. Mi padre fue el primeroen hablar
-bueno, es más que claro lo que va a ocurrir, además tu ya nos oíste anoche- dijo mi padre. Yo asentí conteniendo las lágrimas, pero aún así se deslizaban por mi rostro. Mi madre en cambio no se pudo contener y comenzó a llorar, al verla me di cuenta que las cosas estaban peor de lo que yo pensaba.

Me subí a mi habitación desconcertada, pensaba en todo y en nada. No podía entendermuchas cosas, mis pensamientos estaban completamente revueltos, mis sentimientos estaban a punto de estallar. Me recosté en mi cama, seguía un poco confundida, seguía pensando. Estaba muy molesta con la situación. Me molestaba no poder hacer nada ante el problema, y más sabiendo que no tenía la solución. No sabía que pasaba, no sabía que eran todas esas sensaciones que me hacían sentir cada vezpeor. Ya no quería pensar en nada, no quería ni siquiera intentar entender. Dejé de pensar, y entre pensamientos y sentimientos encontrados, me quedé dormida.

Desperté a las 1:00 de la mañana, sentí que mi padre discutía con mi madre, tratando de moderar el volumen de su voz, probablemente para que yo no escuchara, me acomodé en la cama y escuché atentamente lo que decían.
-solo pido un poco deamor, nada más Carlos, y aún así no me puedes dar eso- dijo mi madre entre sollozos.
Supuse que mi padre asentía con la cabeza porque no lo escuche hablar más.

-Así que nos vamos a separar-dijo mi padre de manera cortante.

- Nos vamos a separar, pero solo por un tiempo- dijo mi madre de manera consoladora.

Me desperté agotada, me sentía sin vida, sin emociones. Fui al baño esperando queuna ducha me hiciera olvidar lo ocurrido, pero no fue así, porque a mitad del baño me di cuenta que por mi cara unas lágrimas caían. Intentaba secármelas, pero seguían derramándose. Me fui a mi cuarto para cambiarme, la tristeza me seguía invadiendo, los sentimientos no se iban.

El desayuno fue incómodo, nadie habló, todos contemplaban sus desayunos como si fuera lo más interesante en la mesa.Nadie mostraba siquiera señal de vida… nadie. Nadie intentaba siquiera alegrar un poco el desayuno insulso que me tragué para salir corriendo lo más rápido de ahí.

Cuando me fui no presté atención a la discusión que comenzaba en la cocina. Fuera de las cuatro paredes de la casa, el ambiente era más agradable, silencioso excepto por el sonido del viento pero a pesar de eso, tranquilizador. Me fijépor última vez en esa casa, que seguía viéndose normal. La misma ventana abierta desde el amanecer del cuarto de mis padres. Mi madre viendo a la calle desde la ventana de la cocina… mi padre dejando la cocina para irse a arreglar para el trabajo…  sólo que ésta vez la dejaría y no habría otra mañana igual. Admiré la casa y sentí el aire. Me fui queriendo olvidar la situación, pero no podía, eraalgo tan desalentador que no podía dejar de darle importancia. Quería no dársela, pero yo bien sabía que era un asunto que tenía importancia. Se trataba de la vida a la que estaba acostumbrada, a la que yo, honestamente, estaba aferrada. Seguí caminando lentamente, dejándome llevar por el paisaje, sin mucho sentido. Sólo era pavimento, árboles en una que otra casa y pájaros revoloteando cerca delas casas por las que pasaba. Intentaba llevar mis pensamientos lejos de la realidad.

Cuando llegué al colegio comencé a sentirme más tranquila, porque ahí iba a poder estar distraída a causa de la materia, pruebas y tareas que los profesores imponían. Al menos eso me podía hacer sentir un poco mejor. El problema fue que me concentraba tanto en la materia y en hacer las actividades que me...