cuento

CON LAS PATAS EN LA CABEZA

Autor: RODUEL

Todo lo hacía así, con las patas, porque eso es lo único que tiene en la cabeza, decían siempre su mamá y hermanos. ¡Es un inútil, no sirve para nada!

La cantaleta era la misma de siempre. Mi Dios me ha castigado, qué mal he cometido, qué cura he matado, a qué santo he blasfemado, acaso he sido tan mala para merecer esta tortura, este castigo,gritaba su mamá cuando lo veía llegar del colegio, sucio y sudoroso…esa cabeza no le sirve ni siquiera para peinarse. Refunfuñaba.

Era mi amigo. Vivía en un barrio pobre de Medellín, en una de las tales comunas. Nunca conoció a su padre y sí a muchos padrastros improvisados de fin de semana. Jamás protestaba por los insultos y agresiones de su familia, tan sólo llegaba, se bañaba y se acostaba. Nohabía comida para él en la noche, no la merecía, no obstante, en mi casa, no lejos de allí, siempre hubo un plato dispuesto a saciar en parte su necesidad de alimento.

Estudiábamos en el mismo colegio, o mejor dicho, estudiaba yo, porque él se la pasaba toda la tarde jugando fútbol con otros compañeros de diversos grupos. Era su pasión. No era tan malo a pesar de ser flaco y medio feo, comodecían mis compañeras, sin embargo, era alto y podía cabecear muy bien, entonces a veces oficiaba en la defensa otras de centro delantero.

Yo le ayudaba con las tareas, lo protegía, le explicaba algo de álgebra en el poco tiempo libre que le quedaba entre partido y partido. Su mundo era el fútbol. Pitágoras, Euclides y el Cubano Don Aurelio Baldor importaban muy poco en su cabeza y más en suspies.

Estábamos ya en el último año previo a graduarnos de bachilleres y, como dicen las abuelas, a fuerza de lidias logró llegar hasta allí, después de haber perdido y repetido algunos años. Fui su compañero sólo en ese último, aunque ya lo conocía, lo veía jugar. “El Muleto”, le decían, por alto, orejón y fuerte con sus huesos.

Yo seguiría en la universidad, muy probablemente. A él loesperaba el Ejército Nacional, con su cuota de disuasión, allí sí lo pondrían a hacer algo útil, que sirva, a ver si endereza el camino y se ajuicia, argumentaba en una perorata interminable su progenitora.

En ese entonces, nunca usó guayos o zapatos especiales para fútbol, imagínense ustedes, ¿con qué plata?, yo le prestaba mis tenis y hasta que no estuvieran rotos no los tiraba, algunas de mismedias también colaboraron en sus pies.

Un día martes en la tarde a la hora del recreo, anunciaron en una cartelera la llegada de un fulano de tal, que haría una preselección de los mejores jugadores de fútbol: Quizás alguno sirva para incorporarlo a equipos importantes en la segunda división. Por ser menores de edad, debían ir acompañados de por lo menos el papá o la mamá. Sería la próxima semana.Corrí a avisarle. Pero ni su mamá ni la mía podrían acompañarlo, ambas trabajan. La mía lo haría pero no puede, la de él nunca lo supo, ¿de todas formas, para qué?

Yo, un menor de edad, más pequeño que él, lo representaría, fungiría de acudiente, no hay más de otra, convinimos, sin convencimiento alguno.

Y llegó el día y allí estuvimos prestos, desde las 8 de la mañana. Pero había cientosde aspirantes y todos con la mamá y hasta con el papá. Resulta que la convocatoria agrupaba por lo menos 4 colegios más del barrio. Era una locura.

A empujones y sin orden alguno, sólo permitieron el acceso a quienes estaban con sus padres, a nadie más. Nosotros hubimos de quedarnos afuera, viendo desde una reja cómo los ponían a jugar, por grupos, y así, y así, fueron escogiendo, hasta las 4de la tarde en que empezó el último de los grupos.

Algunas lágrimas de desespero alcancé a percibir en mi amigo. Su gran oportunidad estaba hecha añicos, nunca la tendría. Sentados allí todo el día, a pleno sol, con un resistero insoportable y muertos de hambre, veía El Muleto impotente pasar su destino.

Ya sin más aspirantes y conformados los equipos advirtieron que faltaba un jugador...