cuento
Narradora:Hace mucho, mucho tiempo, en una mansión señorial, vivían un buen hombre, su esposa y su encantadora hijita. Un triste día, Cenicienta perdió a su mama, y su padre, para mitigar su pena, decidió volver a casarse. La mujer que escogió tenía dos hijas, Drizela y Anastasia… que eran unas verdaderas arpías.Algún tiempo después, también el caballero falleció, dejando a laniñita sola con su nueva familia. Muy pronto, la madrastra demostró lo cruel que era. Desde que amanecía hasta que anochecía, abrumaba a su hija adoptiva con muchos quehaceres, mientras que Drizela y Anastasia se divertían. Pasaron los años y, a pesar del duro trabajo, Cenicienta siempre sonreía, convencida de queconocería la felicidad. Cada día, se encontraba con sus fieles amigos, los pajarillos y los ratones. Una mañana, Jaq, el más listo de los ratones llego hasta ella. Raton jak:(apurado)-¡Ven, Cenicienta! ¡Hay un ratón atrapado en la ratonera! Cenicienta:(asustada)-¡En laratonera! Narradora:Exclamo la jovencita mientras bajaba rápidamente por la escalera. Cenicienta:(apurada)-¡Rápido, vamos a liberarlo!Narradora:Cenicienta abrió la jaula y soltó delicadamente al prisionero Cenicienta:¡No tengas miedo!, somos tus amigos. Anda levanta las patitas para que te ponga este suéter… ¡Oh!, te queda un poco apretado, ¡pero tendrás que aguantarte! Veamos… ¿Cómo te vamos a llamar? Gustavo y, para ahorrar tiempo, te diremos Gus.Narradora:Cenicienta, saco a su perro, sirvió un tazón de leche a Lucifer y luego fue al patio.Metió la mano en su delantal.Cenicienta:(exclamando)-¡Hora de desayunar! Narradoar:Inmediatamente, las gallinas cloquearon y se precipitaron hacia el sabroso grano. Ratón Jaq:(gritando)-Luego nos toca a nosotros, sígueme ¡tengo el estomago en los talones!-Cenicienta:(contenta)-Vaya, al fin están aquí. Ya empezaba a preocuparme. Vamos disfruten estos granitos de maíz tan ricos. Narradoar:Los ratones sesirvieron y salieron volando antes de que el gato los viera. Lucifer se iba a zampar a Gus de un solo bocado cuando se vio interrumpido por Cenicienta, que entraba en la cocina. Ella se disponía a preparar el té para las tres gruñonas, que apenas despiertas ya gritaban:Madrastra, Drizelda y Anastasia:(enojadas)-Cenicienta, ¡Mi desayuno! Narradora:Oculto bajo la mesa, el gato estallaba, pues debía renunciar al rechoncho ratón. Drizela y...
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