cuento
Creo recordar que nos prestábamos hasta el chupete. Ahora tenemos diez años, somos casi mayores, aunque mi padre me dice que todavía me queda mucho por aprender para llegar a ser mayor.¡Que cosas tiene, mi padre, ¡ pero si yo lo sé todo o… ¿no? bueno, esto los discutiremos otro día.
Voy a ver lo que le ha ocurrido a Javier, ahora que me acuerdo tenía que ir al médico por algoque le pasaba, pero me dijo que para el fútbol estaba preparado. Por cierto no os he dicho que me llamo Perico y soy el chico más “molón”, lo digo por si esta historia la lee una chica, …. ja, ja, ja,es una broma.
Perico, llamó a la puerta de la casa de su amigo y abrió la abuela,que cuidaba a la hermana pequeña de Javier.
- Hola, Esperanza ¿Dónde está Javier?
La abuela de Javier estabatriste y en sus ojos se notaba la preocupación que tenía.
- Perico, a mi nieto le han ingresado en el Hospital para realizarle unas pruebas.
- Vaya, que sorpresa y ¿vendrá hoy?
Se acercó altronco caído, recogió la diadema y elegantemente se la puso sobre el pelo negro, una luz intensa iluminó su cara y la ranita observó que sonreía dulcemente. La joven de blanco caminó hacia el estanque, suspasos eran delicados, y dejaba tras de si una estela brillante, como hacen los cometas.
Cuando llegó al estanque se agachó, la pequeña rana verde estaba tan embelesada que no se movió, el vientose paró para no molestar, y la joven de blanco extendió su mano hacia la ranita, que como hechizada se posó de un salto en la palma.
La joven habló muy suave.
- Hola ranita, cantaste para miaquella noche y tu canto llegó a mis oídos y a mi alma, quise conocerte y agradecértelo, pero en el camino las sombras de la noche a la que pertenezco, quisieron llevarme a su mundo oscuro, rompieron mi...
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