cuento
Laura era una prima hermana mi mamá, Ya estaba como en sus cincuenta, pero no se le notaba porque estaba llena de energía. Siempre alegre, siempre jovial, era el alma de cualquier reunión.
Laura vivía sola, porque no quería molestar, continuamente se preocupaba por hacer felices a todos los que la rodeaban. Ella era la que organizaba fiestas sorpresapara sorprender a sus familiares y amigos. Era la que siempre estaba cuando alguno se sentía triste. La que corría a cuidar al primero que se enfermara. Laura era un verdadero ángel.
Jamás se quejó porque el dinero no le alcanzaba ni porque le dolía alguna parte de su cuerpo. Si alguien necesitaba algo, sabía que Laura no le iba a fallar.
Pero un buen día, Laura no apareció por casa a la hora decostumbre, un rato más tarde recibimos un llamado del Hospital. Laura se había descompensado y estaba internada en estado delicado.
Estuvo varios días en terapia intensiva y luego la trasladaron a habitación común. Nos turnábamos para acompañarla en los horarios de visita y para darle de comer, aunque se negaba.
Una mañana, la encontré sentada, muerta de la risa, conversando con no se sabe quién,porque la verdad es que en la habitación no había nadie. Sentí que un frío helado recorría mi cuerpo. Ella mantenía la charla, se reía a carcajadas y yo me desesperaba por no saber que hacer, ya que me ignoraba por completo.
De pronto las luces se apagaron y volvieron a encenderse. Atribuí el desperfecto a una falla eléctrica.
Aunque a mi me causaba una gran inquietud, las enfermeras entraban ysalían de la habitación sin darle importancia.
Le pregunté al médico sobre el raro comportamiento de Laura y contestó que probablemente sería el efecto de la medicación.
Así continuó día tras día, charlando animadamente con sus visitantes imaginarios, hasta que una mañana logré interrumpir la conversación.
Laura me dijo: - Me están organizando una gran fiesta!.
-¿Quiénes? Le pregunté entretímida y asustada.
-Toda esta gente que vino a verme. ! Son tan divertidos!
-¡Toda esa gente!, ¿Qué gente?
-¿Y Cuándo será la fiesta? Le contesté, siguiendo la corriente.
-Espera que les pregunto. ¡Y les preguntó! Se sonrió mientras yo esperaba la respuesta. La situación me producía escalofríos. Eso de estar junto a una persona que conversa mirando fijamente a la pared no me causaba ningunagracia. Más bien me producía temor.
-El Domingo 25 a las seis de la tarde. Están todos invitados. Tu , Inés, ocúpate de la comida. Hace tarjetitas invitando a todos. No te olvides de Ana, a ella siempre le gustaron las fiestas.
-No sé si nos van a dejar. Esto es un hospital.
-Dicen que no va a haber problema. Que las organizan todos los días. ¡Ah! Y que vengan todos con sombrero. Es el requisitopara entrar.
Yo no entendía nada de nada. No sabía si estaba viviendo un sueño o una pesadilla. Pero, por si acaso, les avisé a todos los conocidos.
Al día siguiente, estaba más animada. La fiesta resultó un estímulo importante en su recuperación. No paraba de hablar, aunque tanto tiempo en el Hospital la había hecho perder la noción del espacio. Pensaba que estaba en su propia casa y me pedíaque le alcanzara tal o cual cosa que estaba en tal o cual lugar.
-¿Y tu de que te vas a disfrazar? Le pregunté.
-¡Ah! No lo pensé. Buena pregunta….
-Decídete, porque me va a llevar tiempo conseguir los disfraces.
-¿Qué te parece de Hada? ¿Es muy común?
-No, Está bien. Si te gusta de Hada, serás un Hada. Respondí.
-Trae un sombrero bien puntiagudo. Que le salga bastante tul de la punta y pégaleestrellitas brillantes.
-Está bien. Le dije, -Como tu quieras. Estaba dispuesta a darle todos los gustos. Laurita se merecía eso y mucho más.
Cuando salí, en la puerta del Hospital había un grupo de gente disfrazada. Este parece ser un Hospital fuera de lo común. Tenía razón Laura. Las autoridades no tienen ningún problema ante la organización de este tipo de eventos. Cuando le comenté a la...
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