CUENTO
Hay momentos en la vida donde se piensa que todo está saliendo de maravilla, donde todo lo que se hace deja frutos y nada más que alegrías, es como sentirse en un pequeño paraíso rodeado de todo lo que más quieres y de esas pequeñas cosas que te llenan el alma como el néctar que jamás quieres que acabe. Pero también como todo llega, todo se va. Lo que más duele son lascircunstancias, y en mi caso era algo que estaba fuera de mi alcance, algo que nada ni nadie podía controlar, la majestuosa y atrevida naturaleza. Dicen que todo lo que se hace se devuelve, hablan del Karma, que según lo que he escuchado de la gente, toda las acciones y las cosas que se dicen de devolverán contra ti. Pero yo no había hecho nada, mi familia mucho menos. ¿Por qué me pagaba así?, mesentía como un pequeño bicho ante los pies de un gigante incontrolable que corría detrás de mí para tratar de aplastarme como si fuera nada, como si no sintiera. No hay peor sensación que la de sentirse vulnerable y derrotada al perderlo todo, a una maravillosa familia que me impulsaba a levantarme, a un inmejorable trabajo que a pesar de no darme mucho, me llenaba de alegría y me hacía sentirbien. Y como olvidar a los pocos amigos que tenía y que perdí. Todo, ya no quedaba nada.
Esa madrugada levanté a los niños para que fueran a estudiar, el cielo seguía opaco, pero se notaban los pequeños rayos de luz que luchaban contra la oscuridad en una insaciable guerra para hacerse notar y el paisaje estaba cubierto de una espesa niebla que volvía todo tan triste, pero mi vida era todo locontrario a eso. Ese día mí madre nos acompañaba, recuerdo verla bajar por las escaleras sonriente y agradecida junto a los niños que bajaban corriendo por las inclinadas escaleras y se dirigieron a la mesa a comer, eran dos pequeños alegres y tan inocentes, nunca olvidaré sus rostros pálidos y suaves como la más fina seda, eran tan parecidos a su padre que a pesar haberse marchado, yo siempre losrecordaba porque mi alma se había encontrado con la de él como dos apasionados ríos con ansias de amarse pero por circunstancias de la vida el sol seca a los ríos y se alejan uno del otro.
Mis hijos y mi madre lo eran todo para mí, maldigo el día que los perdí. Yo llevaba una vida sencilla pero sustanciosa. Ese día sentados en la pequeña mesa del comedor, hablamos del viaje que haríamos a la playapara las vacaciones de Junio, los niños estaban tan emocionados que no paraban de preguntar cuánto tiempo faltaba y todo lo que haríamos cuando estuviéramos allí. “Haremos todo lo que quieran, pero deben portarse bien”, -les dije para chantajearlos y para que controlaran la hiperactividad que últimamente estaba teniendo-. Me levanté de mi silla y les di la espalda para llevar los platos a lacocina y todo empezó. Sentí cómo vibrada todo a mi alrededor, las cosas se caían de su lugar, veía cómo lo libros del estante de la pequeña biblioteca se caían al suelo y los platos de la cocina se destrozaban en pedazos al chocar contra el piso, las paredes se cuarteaban, los muebles se movían, y el escombro del techo caía sobre mí y no podía permanecer en pie. Tiré los platos que tenía en mi mano aloír los gritos de mi madre y mis hijos que se mezclaban con el ruido de las cosas al caer creando un estruendo casi insoportable. Traté de correr para auxiliarlos, pero era imposible, inclusive estar en pie y sentí un peso sobre mi espalda que no dejaba moverme, que me alejaba de ellos como cuando te amarran y no te puedes zafar por más que trates, todo se hacía borroso cada vez más, no lograbaverlos y todo se tornó oscuro. Estaba en un lugar frío, estaba sola y ahora todo era blanco ¿Dónde estaba? Ya no sentía ningún peso encima y trataba de recordar que hacía ahí cuando de repente recordé a mi familia, ¿Dónde estaban ellos? Volví al lugar oscuro, ahora tenía calor, estaba sofocada y no tenía cómo moverme, recordé lo que había sucedido y me quité los escombros que tenía encima, estaba...
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