cuento
podía hacer. Yallí se quedó, llorando, y pidiendo perdón a ese Niño al que tanto quería ypor el que tanto se
había preocupado. Pero entonces, al caer sus primeras lágrimas accidentalmente sobre la figura del Niño, vio
cómo este saltaba contento a atraparlas. Después, el Niño le guiñó unojo, sopló sobre sus lágrimas y las lanzó
de regreso a los ojos de Clara, antes de volver inmóvil a su sitio en el pesebre.
Yen los ojos de Clara, aquellas lágrimas tocadas por el Niño Dios fueroncomo unos lentes de cielo, que le
mostraron todo tal y como era en realidad. Ycomprendió que ni el Niño ni su familia querían los lujos ni las
joyas, ni la tristeza de los hombres, ni la oscuridad enel corazón de los malvados, ni la soberbia, ni un mundo
triste y sin color. Todo debía ser vivido desde la inocencia de los niños untada de rico chocolate; Y que
precisamente por eso había venidoal mundo; a comprender, a perdonar y a dar mucho amor.
Ysin dudarlo, y con una gran sonrisa de alegría, tomó entonces en brazos a Guadalupe, le dio el más largo y
sonoro beso y le dijo:
- ¡Claro quesí, Guadalupe! Así está muchísimo mejor, le dijo.- Yqué creen ustedes ahora que pasó? Pues que
al jurado le gustó el sentido infantil del pesebre y le volvieron a dar el primer premio pororiginalidad y
diseño. ¡Ah, y por lo dulce!.
1Lc 18, 9 - 14.
9 Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola:
10 «Dos hombres subieron al templo a orar; unofariseo, otro publicano.
11 El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los
demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como estepublicano.
12 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias."
13 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se...
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