Cuento
-Ahora dime, ¿qué es real?
Esas eran las únicas palabras que la chica escuchaba en su mente al despertar de ese sueño que se hacía cada vez másconstante. Una voz desconocida proveniente de un hombre.
Tan deprisa como pudo, se levantó y se alistó para ir a la escuela. El tiempo se le vino encima, ya era demasiado tarde. Ella vivía con su tíaIsabel, una persona demasiado agradable y que admiraba. Tras la muerte de sus padres, su tía se encargó de ella desde pequeña. Siempre antes de ir al instituto, se despedía de sus padres. No había díaque no dejará una rosa blanca y otra amarilla, al lado de la foto de sus padres. Esas rosas las cortaba del jardín trasero de la casa. Ese lugar era mágico y especial, allí ella solía pasar horascuidando muchos de los rosales que su madre le gustaban. Una gran cantidad de rosales blancos, amarillos y naranjas alegraban el ambiente.
En su camino rumbo a la escuela, algo inesperado sucedió. Ibacorriendo a toda velocidad hasta que chocó con una pequeña pared negra. Doloroso fue el golpe que recibió. Quien podía imaginarse una pared atravesada en el camino. Se reincorporó poco a poco y miródetenidamente aquella pared con curiosidad. Sin embargo, de la pared salieron un montón de cadenas que tomaron a la chica de sorpresa. Sujetándole las muñecas para evitar que huyera. La chica intentando...
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