Cuento

Cada cierto tiempo, una catástrofe sucede. Siendo nosotros los peones, alguna vez decidimos. Y ello nos llevó a donde estamos.
Sólo somos el inicio, el hombre es quien decide si seguir o terminar. Después d’ todo, nosotros no podemos interferir en lo q’ ellos decidan. D’ todas las criaturas en este universo, el humano es d’ las contadas especies q’ puede presumir sobre su “decidir”, tanto por símismo como para sí mismo.

Cinco extraños, cinco caprichos, un origen y un objetivo. Todo alrededor d’ lo q’ parecía ser el final de todo principio. Cinco criaturas q’ a simple vista no podían ser más q’ simples humanos, y aún así, demasiado diferentes. Pero todos, teníamos dos cosas en común.
Una, q’ nosotros estábamos ahí con ellos, como uno solo. Y dos,… bueno, realmente se puede decir q’,sólo teníamos la primera, pues nosotros decidimos estar ahí. “Decidimos” como en aquél entonces… “Decidimos” como ella en su momento, pero Esther fue el primer indicio tangible y a gran escala de lo que se aproximaba. Ahora su legado formaba parte de estos críos.
¿La tierra?... ¿la humanidad?... No, era demasiado lo que podrida arriesgarse para que la verdad prima se antepusiera a la realidad.Todo tiene su propósito, cualquier cosa q’ se decida tiene una consecuencia. Es un principio básico en la vida misma. La vida… misma…
Sabíamos q’ para lograr lo que buscábamos, el precio a pagar sería demasiado alto…, sencillamente no podíamos dejar d’ lado nuestro propósito original por el q’ estábamos aquí, por el que habíamos sido creados.

El miedo hacia nosotros es meramente razonable paraprovocar un rechazo a todo lo que se relaciona directamente con nosotros. Sin embargo, hubo dos q’ comenzaron su camino bruscamente, las decisiones que tomaron fueron por supervivencia, un instinto en todo mortal. A diferencia de los demás que tuvieron una guía más aceptable.
El miedo no sólo provoca cautela u omisión hacia cierta situación, también provoca una anulación al verdadero ‘yo’, yesto provoca la aparición de un camino de “mártir” y “víctima” ante el mundo; ya que, la necesidad d’ ser aceptados llega a ser suficiente motivo para hacer “tratos” para poder controlar lo que no se puede. Pero claro, todos tenemos límites. Incluso nosotros.
Todos teníamos esa necesidad d’ aceptación, de sentir lo que el humano llama “amor”… Siendo lo que somos, era algo q’ se nos negaba asentir, era algo q’ al parecer sólo nosotros nos podíamos dar. Pues sólo nosotros nos aceptábamos sin miedo, sin atarnos a caprichos tontos, sin reglas.

En las inconmensurables extensiones del tiempo,
vemos cómo la vida avanza
y asciende su origen hasta el hombre,
y no podemos negar q’ a la humanidad
todavía le aguardan
infinitas posibilidades de perfeccionarse…

Thomas Mann

Y aúnsabiendo esto, seguimos aferrándonos a fantasías,
cuando la realidad es q’ estamos aquí,
y la verdad es q’ no quieren mirar…

El pie derecho siempre
inicia la caminata, sin importar
q’ tan larga o corta sea
o a donde nos lleve…

DIE…

Siempre sentí q’ era ‘rara’, la verdad, siempre me sentí fuera d’ lugar. Como si estar aquí fuera sólo porque debía estar, no porque en verdad quisiera.Fuera donde fuera, sentía q’ no encajaba, y obviamente… es algo q’ deja una marca fuerte y muy profunda.
Tenía alrededor d’ cuatro años cuando “esto” comenzó. Mi casa no era muy grande, pero lo suficientemente espaciosa para una familia d’ ocho integrantes y dos perros. Mis tíos, su hijo, mis abuelos y mis padres, Leche y Chocolate -los perros, jeje…– conformábamos una familia a primera vista,‘normal’ en tamaño, con problemas comunes y todas esas cosas de familias.
Era alta para mi edad, el color de mi piel era común para el lugar donde estábamos, todos parecían tener el mismo tono d’ piel bronceado, mi cabello era lacio, pero a mamá siempre prefirió que lo llevara tan corto como para q’ me confundieran con un niño, pero mis ojos… eran otra cosa. Mis ojos eran lo único raro en mí....