cuento
-dijo Palitroque, bajando al barranco para mirar debajo del puente.
Al borde del río había una criatura con aire desolado.
-Hola. Me llamoPalitroque.
-Es un nombre muy bonito -lloriqueó el desconocido-. Yo soy Tomás.
-Bueno, ése también es un nombre bonito -respondió Palitroque.
-Me llaman el tonto, triste y trasto Tomás.
-Losiento -dijo Palitroque-. ¿Por qué?
-No necesito ningún motivo para llorar -sollozó Tomás otra vez-. Estoy triste desde que tengo uso de memoria. No sé lo que es la felicidad.
-¡Pero si es muyfácil! -exclamó Palitroque-. Te enseñaremos a ser feliz, ¿verdad, Petronila?
-Claro que sí. Voy un momento al sombrero a buscar mi libro de hechizos.
-Mientras vuelve Petronila, te contaré unchiste -dijo Palitroque, que se sentó al lado de Tomás.
-¿Por qué están tristes los dentistas? -le preguntó. Pero Tomás ya lo sabía. -Porque siempre tienen problemas con las muelas.
¡Me llamabanTomás Tiramuelas, precisamente por eso! No podía contener el llanto.
Petronila salió por la puertecita que tenía en el sombrero de Palitroque. Llevaba en una mano el libro de hechizos y en la otra suvarita mágica. -Petronila es una araña mágica -explicó Palitroque-. Puede conseguir lo que quieras.
Piénsalo bien y dinos qué te gustaría tener ahora mismo. Eso te hace feliz ¿no?
-Lo intentaré-sollozó Tomás- Quisiera..., quisiera un pastel de manzana.
-¡Oh! Lo tendrás -afirmó Petronila, hojeando su libro. -A ver... pasta de serpiente... puré de hormigas... ¡Aquí está! Pastel de manzana.Comenzó a saltar de aquí para allá, agitando su varita mágica.
"¡Canela en polvo, patas de rana, dale a mi amigo un pastel de manzana!" Al compás de este estribillo apareció un resplandor azulmuy brillante en aquel lugar y miles de motas de polvo dorado cayeron al suelo.
-¿Resultó? -tosió Petronila, frotándose los ojos. -¿Qué es esto que tengo en el cuello? -preguntó Tomás-. ¡Oh, no!...
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