cuento

Historias de puertos lejanos

Una mecedora de mimbre se hamacaba frente a la ventana y dentro de ella abrigada por gruesa fresada, Lola se llenaba de sol mientras entre otras cosas, pensaba en lavida. Descendían los recuerdos a su frágil memoria como bandadas de blancas palomas desde un largo viaje, emigrantes de lejanos tiempos de infancia, de nieves y primaveras teñidas de verdes, tiemposde empedrados caminos por donde
entró la guerra, por donde llegó la muerte, por donde vio partir a su padre fusil al hombro y un pan en el morral.
A Lola le sobraban razones para creer que es elhombre una criatura impensada de Dios, un desatino de la razón, un antojadizo capricho de la naturaleza, un castigo, una imperdonable creación, apenas una fría herramientas fraguada en las llamas delos infiernos, sólo capaz de matar desde la razón, herir aún sabiendo del dolor.-
El hombre, pensaba Lola - blasfemia desde el perdón, miente en nombre del amor y se cree poseedor del estandarte delos cielos-
Lola veía repetirse la historia, los mismos miedos, el mismo dolor de ver cómo caían los seres amados, justo ahora cuando había aprendido a silenciar y a llevar acuesta su pasado, justoahora que era tiempo de partir en la paz esperada y merecida. Cómo explicarle a Lola de la guerra, cómo pensar en la muerte si era todo cuanto había tratado de olvidar para ser feliz con lo poco que lequedaba, con lo que consiguió en la ardua lucha de sobrevivir a la intolerancia y al menosprecio por la vida en nombre de los ideales y la justicia divina.
Lola limpiaba los cuadros, se detenía ahablar con aquellos seres que la escuchaban desde la quietud, de su mismo dolor y desde su mismo tiempo. Lola les contaba sus pesares y esperaba por ellos que le dijeran cómo seguir sin odiar, cómosoportar, cómo creer en Dios cuando las iglesias cerraron sus puertas para ocultar la muerte, cuando los hombres se olvidaron de amar y se dispusieron acabar con todo, con nuestros hijos, con nuestras...