cuento
Ese verano la familia completa (Papá, Mamá y sus hijos Hansel y Gretel) se fueron a pasar las vacaciones a una bonita cabaña, lejos de la agitada ciudad. Al principio los hermanitosestaban muy contentos, pero pronto se empezaron a aburrir de las mañanas a orillas del lago cercano y las tardes de rompecabezas, dibujos y adivinanzas.
Una vez, mientras los grandes dormían lasiesta, salieron a dar un paseo para conocer los alrededores. Para no perderse, Gretel fue dejando miguitas de pan a lo largo del camino, así que no tenían más que seguirlas para volver a casa. Pero,cuando se cansaron de andar las migas ya no estaban, porque se las habían comido los pajaritos.
Ahora sí que estaban en un problema. Avanzaron hacia cualquier parte y fueron internándose en el bosque.Cuando Hansel ya estaba a punto de llorar, y la niña tan agotada que no podía dar un paso más, distinguieron una casita a lo lejos.
Con un último esfuerzo se acercaron: la casita era el sueño decualquier chico, con paredes de galletita, puerta de turrón, ventanas de caramelo transparente…entraron despacito, sin ´poder creer lo que veían: sobre una mesa de chocolate en rama, había un pastelgigante.
Los chicos se miraron asombrados. Como les pareció que no había nadie y estaban muertos de hambre, tomaron un pedacito de plato de merengue: ¡DELICIOSO!. En eso estaban, cuando entro a la salauna vieja bien fea
-sigan comiendo, para eso está, preciosos-dijo la vieja, con voz de urraca-. Todo vuelve a crecer, no se preocupen.
Incrédulos, los chicos probaron una punta del almohadón, rellenode copo de azúcar, y vieron que, en verdad, la punta se punta se formaba de nuevo, como por arte de magia. Perdiendo poco a poco la timidez, se lanzaron a saborear patas de sillas hechas con pilas dealfajores, floreros de pastillas de menta y cucharitas de pasta de nuez… hasta que las sombras de la noche invadieron el bosque y un terrible dolor de panza los invadió a ellos.
Entonces...
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