Cuento
Alberto Pez
El abuelo de Manu tenía un resfrío incurable...
...a menos que tomara un tecito de lágrimas de dragón.
-Conseguirlas es cosa difícil pero no imposible,
le había dicho a Manu la bruja Maizena.
- Levántese el viernes por la mañana y practique cara de enojado frente al espejo del baño.- Báñese, vístase, péinese, tome la leche, salga al patio y señale al cielo con una espada de madera (de cajón de manzana) untada con manteca...
...recite la fórmula mágica:“SINSALAMINPICADOFINOHABRACABRAS” y espere a que baje un dragón.
- Entonces le apunta a la nariz y lo mira con la cara de enojado que practicó en el baño.
- Después, lo obliga a escuchar unahistoria muy triste para que llore, y ya está...
- Junta las lágrimas en un balde... y le da tecitos a su abuelo.
- Eso es todo, deme dos pesos por la consulta.Maizena era la bruja más respetada del lugar, por lo que Manu pagó gustoso los dos pesitos. Ella sabía preparar gotas para que la gente se enamorara; cocinaba mejunjes para que los pelados tuvieran pelo;adivinaba la suerte y alquilaba la escoba si alguien quería dar una vueltita por ahí.
Manu hizo tal como le había dicho Maizena. Hacía un poquito de frío. Nubes gordas como almohadasflotaban en el aire. En las horas siguientes, pasaron volando: un tucán antipático de la India, tres aviones, un golfista pelirrojo de Escocia...
... y un cartel de propaganda con la modelo máslinda del universo. Pero nada de dragones.
Manu ya estaba pensando en buscar a la bruja Maizena para darle otro uso a la espada.
Cuando de repente apareció.
- ¡Me encantaque me amenacen con esas tonterías! – le dijo a Manu el dragón más feo que jamás se haya visto-. A ver niñito – rugió con aliento de chimenea-, cuénteme esas historias tan tristes que seguramente...
Regístrate para leer el documento completo.