cuento


Era una vez un rey y una reyna que deseaban con todo su corazón tener hijos, pero sus esfuerzos eran vanos, y por ello eran infelices. Un día, sus peticiones fueron doblemente satisfechas, puestuvieron mellizos: una linda y delicada niña y un niño fuerte y vivaz.
El rey y la reyna ofrecieron una gran fiesta a la que convidaron a todas las hadas y magos del reino. La pareja real quería quesus hijos recibieran como regalo los dones más maravillosos. Esperaban también, como todos los padres del mundo, que sus hijos fueran felices.
Las hadas se inclinaron sobre la cuna de la niña y lesusurraron al oído: “Princesita, las hadas te damos la belleza, la gracia, la dulzura y la poesía”. Los magos, rodeando la cuna del pequeño, le dijeron suavemente: “Pequeño príncipe, nosotros te regamosla fuerza, la determinación, el entusiasmo y la habilidad para trabajar”.
Los dos pequeños crecieron armoniosamente al paso de los años. En su cuarto aniversario, las hadas y los magos fueronconvidados a una cenade celebración. Tanto unos como otras constataron felizmente que aquellos niños habían crecido con los dones que les fueron dados. Pero se sorprendieron al observer que la niña eratraviesa, ágil y muy decidida, y que su hermano era sensible, creativo,cálido y risueño, así que fueron a buscar a los reyes para saber qué hechicero había completado los dones que ellos habían dado a lospequeños.
El rey y la reyna, radiantes de contentos, les explicaron que ningun hechiceros , que lo que utilizaron en sus hijos fue el poder del amor y la esperanza: “Les inculcamos una granconfianza en sí mismos”, dijeron. “Siempre evitamos compararlos con alguien más, y los estimulamos a descubrir lo mejor de ellos mismos. Esta es la verdadera magia que los padres poseemos y, como ustedespueden ver, es muy poderosa.”
Desde aquel día, por decreto real, tras cada nacimiento se recuerda a todos los padres que tienen el poder mágico de estimular la autoestima, la confianza y las...