cuento
Recuerdo cuando era un tronco grande, fuerte y grueso, lleno de vida; desde la distancia muchos podrían decir que era igual a cualquier otro, pero de cerca al contemplar cada detalle(mi color, mi aroma, mi textura) cada rasgo en mí, era como los trazos de un dibujante que expresaban el carácter de lo que soy, y la imponencia de mi cuerpo les permitía reconocer que era único, que noexistía ni existiría ningún otro igual a mí.
Mis largas ramas estaban acompañadas de grandes y hermosas hojas, como si brotaran innumerables brazos que intentaban abrazar y abarcar todo el cielo.Sobre mí reposaban aves de toda clase, que se vestían de todo tipo de colores, tan bellos y diversos como las melodías que entonaban; mi interior solía ser el hogar de peculiares criaturas que amillares se suplían de mí, tan minúsculas que lo único que me permitía aseverar su existencia era el sentimiento que me producían sus movimientos; además, mi sombra era el refugio y descanso de muchosotras almas. Sin importar que el viento soplara, lloviera o hiciera un inclemente sol, yo permanecía allí, seguro de lo que era y del lugar que me correspondía en el mundo.
Fui testigo del paso demuchos soles y lunas, disfruté de cada uno de ellos, pero a su vez di por hecho que siempre les pertenecería hasta que un día, sin nada que me lo advirtiera, las cosas cambiaron enormemente. Después deser talado, triturado y re-ensamblado en un nuevo cuerpo totalmente diferente al anterior, nada volvió hacer como antes. Ya no me sentía fuerte ni seguro, mucho menos diferente, ya que estaba rodeadode miles igual a mí.
Mi tez lisa y blanqueada carecía de cualquier expresión de vida hasta que experimenté como poco a poco un trazo delicado inscribía sobre mí, expresiones desconocidas pero que dealgún modo me permitían identificar sentimientos que me estremecían; aquella sensación fue como adquirir nuevamente un sentido para mi existencia, ahora una textura diferente aparecía en mi...
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