Cuento


Había una vez, en un pueblo no muy lejano, vivía una pequeña niña llamada Lucía, quien iluminaba los días de su padre con sus risos amarillos como los rayos del sol. Era la única hija de éstehombre llamado Pablo, debido a que cuando ésta nació, su mamita falleció.
A pesar de tener una buena fortuna, el padre de Lucy era muy trabajador, pues debía mantener a su hija quien tenía una mascotacon la que pasaban jugando todos los días en el amplio patio que estos tenían con pelotas, osos de peluche y muchas cosas más que la pequeña le daba a su cachorro. Eran una pareja de amigosentrañables, pues a donde quiera que fuera, su amigo fiel siempre estaba a su lado pasando por aventuras, travesuras y mucha diversión.
Un día Lucy salió a pasear con Lucho por las afueras de su gran casa.Nunca habían ido más allá de unas cuantas cuadras, pero la pequeña se decidió a ir más allá de lo que conocían para explorar nuevas cosas. Sin embargo, las cosas no salieron tan bien como ella esperaba,ya que adentrándose a la gran ciudad, su amigo desapareció.
La niña se sintió sola y perdida, recorría las calles angustiada sintiendo que su corazón iba a salirse de su pecho por lo fuerte quelatía, lloraba y gritaba a los cuatro vientos el nombre de su mascota pidiéndole que regresara a su lado, pues no sabía dónde estaba y sólo él podría darle la tranquilidad que en ese momento necesitaba.En una de esas largas calles, mientras corría y buscaba desesperada a su pequeño Lucho, se topó con un niño de aspecto terrible: tenía la camisa rasgada y sucia, el pantalón soportado a su cintura poruna cuerda y estaba descalzo. Ella pensó que estaba imaginándolo y se limpió las lágrimas, rasgó sus ojos y volvió a mirar.
El niño le sonrió muy amable y acercándose a ella preguntó
-Hola, ¿estásperdida?
Ella sorprendida alcanzó a asentir con la cabeza sollozando
– Se perdió Lucho, mi perrito, y me puse a buscarlo, pero entre tantas calles acabé perdida también.
-No te preocupes, yo...