cuento

La caminante.
Permanecí inmóvil, sin decir palabra alguna, durante una hora entera no moví un sólo musculo, mirando tras la ventana y no hacer nada y en todo este tiempono oí que volviera a reputar. Seguía sentado, escuchando; tal como yo lo había hecho noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anunciaba lamuerte.
Escuchar algunos pasos acercándose y de repente entró mi Jefe, cuyo atuendo no lo hacía ver mal, debido a que es uno de los hombres más ricos del condado Brooks (Texas),su nombre es Darkon, me ordenó que ajustara las esposas de aquel hombre que estaba en la silla de madera observándome sin inmutarse, mientras que los taladros hacen una muybuena cuarteada, es claro que no queremos que lo oigan llorar, pero en la otra silla está el hombre que amo, aguantando con sus ojos rebosantes de lágrimas, deseando queaparezca alguien y le despoje su alma, que me observa con repudio, con desprecio, al ver que no soy una mujer buena, recordándome que todo lo que sintió me lo demostró en la cama,en su repudio al hacer el amor conmigo, siempre supo lo que era y lo soporto pero ya no me ama, al mirarlo sentía frío, pero no era un frío común era… ese frío de miedo que meexpresaba su mirada y me hacía recordar cada cosa que vivimos.

Intente sumergirme en mis recuerdos pero no hubo manera, Darkon me apresuraba para que ajustara rápidamentesus esposas. Él se veía muy tranquilo y en su rostro se dibujaba una sonrisa de picardía. Me aproxime a él y le ajuste sus esposas pero tenía ganas de abrazarlo, su cabelloliso le cubría el rostro pálido y aquellos ojos claros tan brillantes.
Se veía totalmente atractivo, a pesar de que llevará veintiséis horas en mi poder, al poder de Darkon.