cuento
Él se burló de mí, me hizo ser el hazmerreír de la oficina, cada vez me estoy cansando más de él, todos los días es lo mismo, tengo cada vez más ganas de matarlo, pero unasesinato tiene que ser bien hecho, tiene que ser bien planeado, él se tiene que dar cuenta que yo fui, tiene que morir lentamente, tengo que darle de su propia medicina. Él puede creerse lo mejor encuenta a conocimientos de deportes, de tecnología y demás cosas de ese estilo, pero en lo que si acepto que era bueno Eduardo era en conocimiento de arte y puedo usar esto a mi favor.
Unos días despuésllegué a la oficina y le comenté : -Eduardo compre una obra de Henry Matisse, pague muchos dólares por ella, me gustaría tu opinión de la obra. A lo que me respondió : - ¡ Henry Matisse ! Claro tengoque ir a verla. Fue cuando lo note algo disperso y le pregunte : - ¿Pero no estás un poco borracho? , entonces me dijo : - Si he tenido problemas con mi familia y el alcohol me calma un poco.Aprovechando la situación le dije : - No te preocupes puedo llamar a Carlo, él también es muy conocedor de este tema y me puede asesorar; como lo imagine, inmediatamente contestó : - No, no, no, yo ya voycontigo a mirar la obra de arte. Yo definitivamente insistía que era muy lejos, pero el insistía en ir, así que fuimos.
Después del trayecto en el auto caminamos por un sendero un poco angosto ydesolado, claro, no había nadie, pero continuamos hasta llegar a una bodega a la cual entramos. Eduardo me pregunto si yo vivía allí, yo simplemente le respondí que allí estaba guardada la obra; era unabodega gigantesca con muchos pasillos, escaleras y pisos. Él me empezó a contar sobre sus problemas familiares en medio de su borrachera, por lo que no entendí absolutamente nada de lo que decía, a loque siempre yo contestaba – Bien hecho. En algunas ocasiones a lo largo del trayecto, lo tuve que cargar, su estado era deprimente.
Finalmente llegamos a la última habitación del sótano donde se...
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