cuento
Y un día me dijo:
–Hijo, ha llegado el tiempo de que vengas conmigo.
Mi madre me abrazó con ternura. Lloré. Bajé la cabeza para que mi padre no me viera. Porque él nunca lloraba
Partimos.Era un paisaje desconocido. Algunas flores anunciaban el final del invierno. Por la noche acampamos. Comimos carne seca.
Unos días más tarde, contemplé la nieve por primera vez. Poco a poco se fuehaciendo más espesa y tuvimos que andar junto a los caballos. Yo tenía frío. Mi padre se dio cuenta: –No te detengas, hijo. En la montaña no hay que detenerse nunca; si no, los dedos se te hielan.
Y conuna leve sonrisa añadió:
–Luego te mueres bastante deprisa.
Al día siguiente encontramos huellas en la nieve.
–Hijo, ya llegamos.
Mi padre me trajo aquí y a él lo había traído su padre. En esemomento se levantó el viento. ¡Una tormenta de nieve! Los caballos estaban nerviosos. La nieve nos cegaba.
–¡Papá! ¿Es un búfalo lo que buscamos?
–Sí, hijo.
De pronto, como si lo hubiera traído latormenta, cayó sobre nosotros un búfalo solitario.
Mi padre no tuvo tiempo ni de sacar el cuchillo.
Un cuerno del animal lo hirió en el pecho. A mí, una pezuña me lanzó a unos metros de distancia. Medesmayé. Cuando recuperé el conocimiento, estaba cubierto de nieve.
Los dedos se me estaban empezando a helar. Busqué a mi padre. Su sangre dibujaba una hermosa flor roja sobre la nieve.
–Hijo mío,recuerda –murmuró–. Regresa. No te detengas. Sigue las estrellas. Ya no puedes hacer nada por mí.
Silbé a mi caballo. Era mi mejor amigo. Lo había alimentado siempre yo mismo. Hice que se echarajunto a mi padre, que había perdido el conocimiento, y empecé a construir un pequeño refugio de nieve.
Ahora sé que eso es un iglú. Conseguí meter a mi padre. Mi caballo se echó delante de la entrada....
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