Cuento

Elucubraciones con el armario.

Aquí escondida ellos no me ven.
En tu oscuridad me siento como una de estas perchas vacías que proteges tan silenciosamente.dí
No entienden mis achaques. Solo telos puedo contar a ti que escuchas y asientes en la penumbra de tu interior.
Ayer nomás, buscando mis remedios, mi hijo me gritó que fuera más cuidadosa como si nosotros los viejos pudiéramosmanejar a nuestro antojo la memoria.
¡Ojalá fuera así!
Podríamos elegir entre tantas lagunas, algunos oasis de buenos recuerdos donde poder descansar nuestra fatigada cabeza por haber viajado mucho tiempoa lo largo de la vida.
¡Qué insensatos!
Viven corriendo tras sus ocupaciones y no se dan un tiempo para verme o escuchar qué me pasa.
Y ahora… quieren deshacerse de mí….
Quizás, están planeandollevarme a unas de esas “residenciales” con otro montón de ancianos que han dejado atrás sus rutinas, afectos y hasta sus olores más cotidianos.
¿Qué te voy a decir?
Preferiría morir o entre misropas, mi bolso y mis pantuflas gastadas.
A veces fantaseo con esa idea.
Tu gran cuerpo poderoso conteniendo mi pálido cuerpo sin vida guardándome como un antiguo sepulcro familiar.
Me imagino lareacción de mi hijo al encontrarme,, bajo mi sacón de lana
Gritaría sin remedio.
Mi nuera ante los gritos, acudiría con prisa y lo encontraría abatido, arrollado frente a mí con un llanto quedo einconsolable.
Quizás en ese momento se doliera por las veces en que apurado por el trabajo, no se había detenido a conversar, contarme sobre sus cosas o pedirme consejo como lo hacía cuando era niño,que temeroso apoyaba su cabeza sobre mi hombro.
Muchas veces, lo veía con el semblante serio y acalorado al hablar por teléfono, pero no me animaba a preguntar, seguía callada en la mecedoraatendiendo al tejido y a los gestos del informativista que aparecía en la televisión.
Menos mal que mi nuera, pendiente de la hora de acostarme me acompaña todos los días al dormitorio y me ayuda a...