cuento
Con la picardía propia de un jovencito de 380 años decidió aventurar, por lo que aterrizó en elplaneta desconocido.
Mientras descendía observó con asombro la belleza del lugar y exclamó: ¡por las dieciocho lunas. Nunca en mi corta existencia había visto cosa semejante y es que nuestro personajeaterrizó en una hermosa playa del oriente de Venezuela.
Con sus censores visuales al máximo se preguntaba: “¿Cómo es posible que el agua no se trague a la tierra?”, es inaudito que exista aire salado,no puede ser cierto que..., en ese instante sus pensamientos fueron interrumpidos por la mirada curiosa de un niño oriental.
Ambos se miraron de frente. Ludovico vio un ser con apariencia extraña, lapiel de color oscuro, aunque no era totalmente negra. Aparentemente sus sensores visuales los tenía en la cabeza, junto con lo que parecía un dispositivo comunicacional, tenía también cabello y dossensores auditivos. El resto del pequeño ser parecía normal pues al igual que él poseía un par de locomotores para desplazarse y un par de asidores aunque con inútiles ramificaciones.
Por su parteAquiles, así se llamaba el niño, también estaba sorprendido al ver a aquel ser verde, totalmente calvo, con la boca en medio de la Frente, un ojo azul intenso debajo de la boca, una sola oreja en laparte superior de la cabeza, y para completar sólo dos dedos en cada mano.
Sin saber por qué ambos niños sonrieron, sin hablar se comunicaron y sintieron empatía. Nació así, de la nada, la amistad:Sencilla, sincera, bonita, eterna pero sobre todo espacial y galáctica.
Aquiles de 13 años, Ludovico de 380, aunque no se crea tenían la misma edad, es decir que 380 años en su planeta son equivalentes...
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