cuento
©Andrés Díaz Marrero
http://home.coqui.net/sendero
Hablaba dando grandes manotazos en el aire. En ocasiones parecía como si buscara en el
espacio a su alrededor las palabras con las que improvisaba su sencillo discurso. Compensaba
este defecto con su bonachona sonrisa y con los constantes gracias-a-ustedes con que acentuaba
sus palabras. Hoy cumplía veinte años de trabajovoluntario, los que coincidían con la
inauguración de la nueva sede de la cooperativa de ahorro y crédito. Don Juan había ocupado
durante este tiempo importantes cargos dentro de la institución. Fue socio fundador, miembros
del primer Comité de Crédito, presidente del Comité de Supervisión, y, en varias ocasiones,
miembro de la junta de directores.
"Gracias, gracias… a la colaboración de ustedes…hermanos cooperativistas, gracias-austedes nuestra familia ha crecido de ciento trece socios que éramos a más de tres mil, que
ahora somos …"
Para suplementar los ingresos, de la raquítica pensión de maestro retirado que devengaba,
había establecido una pequeña industria de dulces de coco, confeccionados en el propio hogar,
los cuales vendía, durante las mañanas, en los predios de lacooperativa, pues las tardes las
dedicaba a su trabajo voluntario en la misma.
"…y de aquellos ochocientos dólares, que tanto trabajo nos costó reunir… hoy tenemos,
gracias-a-ustedes, más de medio millón de dólares! Ya pueden ver lo orgulloso que me siento…
lo orgulloso que debemos sentirnos todos, de estar inaugurando, gracias-a-ustedes, nuestra
nueva casa, un imponente edificio de tres pisos…"Tantas veces tuvo que interrumpir sus ventas durante las mañanas, y tantas veces su
ayuda era solicitada, para que mediara en los problemas que a diario se presentaban en la
cooperativa, que el tesorero de la junta de directores, le pidió que vendiera sus dulces adentro;
pues, aunque la casa de madera que servía de local a la cooperativa era pequeña, siempre se
podría disponer de algún huequito."Les agradezco desde lo profundo de mi alma... este hermoso e inmerecido homenaje que
hoy me brindan... inmerecido, porque lo único que yo he hecho es darle mi apoyo a la voluntad
cooperativista de todos y de cada uno de ustedes…"
Por varios años, frascos con esta sabrosa golosina fueron desplegados en una de las
esquinas del mostrador. Hombre hacendoso, don Juan, velaba porque los mismosestuviesen
siempre limpios. Al lado de estos ponía unas tenazas relucientes, un paquete de servilletas de
papel, para que los clientes pudieran ellos mismos servirse, y una cajita de madera, en forma de
alcancía, para que depositaran los diez centavos del importe de cada porción de dulce.
1
"…y aunque en este momento, no tengo puesto alguno, en la directiva, ni en los comités,
sigo luchandojunto con ustedes por el engrandecimiento de nuestra cooperativa, sí, nuestra
cooperativa, la de todos nosotros..."
Con la venta de los dulces compensaba su carencia de fondos y al mismo tiempo como él
mismo decía: "empataba la pelea". Y así gracias a este afortunado acuerdo pudo dar más de su
tiempo a una institución que crecía y crecía. Fue tal el crecimiento económico de la cooperativa,que el local se hizo pequeño para la cantidad de transacciones que en él se efectuaban y hubo
que buscar un nuevo y más amplio lugar. Se aprobó la compra de un edificio de tres niveles, la
instalación de un moderno sistema computadorizado de contabilidad y la contratación de un
administrador a tiempo completo.
El día de la inauguración fue de fiesta, hubo música, regalos y refrigerios. En unasencilla, pero emotiva ceremonia le otorgaron una placa con el número veinte inscrito al relieve
junto a los consabidos pinos que representan al movimiento cooperativo. La placa leía: A don
Juan Vargas Pagán, por su incansable lucha y su desinteresado servicio en pro de la Cooperativa,
en agradecimiento por sus veinte años de trabajo voluntario prestados.
Al día siguiente, don Juan, llegó...
Regístrate para leer el documento completo.