Cuento
Por fin sabía que había llegado el día entonces pidió audiencia al tiranuelo del pueblo que se parecía a todos sus amigos y lo recibió rodeado depolicías, asistentes y tazas de té.
-Vengo a venderle sus últimas palabras- le dije
Son muy importantes porque a usted nunca le van a salir bien en el momento que suceda.-Traduci lo que dice- le dijo a su interprete
-Habla en argentino, Excelencia
-Usted ha entendido muy bien- le dije
Le repetí que venía a venderle sus últimas palabrasSu tiranuelo se puso de pie como es de practica en estas circunstancias, y reprimiendo un temblor mando a que me arrestaran y que me metieran a los calabozos
-Es unalástima- le dije mientras me llevaban- En realidad usted querrá decir sus últimas palabras
-¿Por qué no podre decirlas, si son las que he de querer decir?
No le respondí,mientras me iba con una sonrisa en la boca
Muy indignado, mando a que me ahorcaran, y así paso
Un hombre como yo, que solo vendía gritos y palabras, me iba ,muy bienaunque encontraba mucha gente que discutía los precios- dije queriéndome reír, obviamente en ese momento no me importaba el dinero.
Los vendedores callejeros siguierongritando aquellos gritos que les había vendido y uno de esos gritos sirvió para una revolución que acabo con los policías y asistentes, además de el hombre que me mando a ahorcarque efectivamente nunca dijo sus últimas palabras.
epeppeevdfjbvdfbg hfjvhdbvdfjdfbvkfvisbvkjdskvdvkkbaefi vdqdbgfsb dvzvdshvdfsbhbvdfvhbavbdfavbfvhpvncvbhfvhfuhgrfnvvfviufvgjgjfoi-
denovkrecfjiddjdhcduewbdcfurbcdbxcjdebchbdfhdbsrhevfghfvchdu-
sfcyfdgfudgcydfgudfg
h
h
h
h
h
h
h
hj
jgm
df
gr
g
g
g
df
dfg
r
gd
Regístrate para leer el documento completo.