Cuento

De vez en cuando solemos juntarnos en ese lugar especial del parque donde las estatuas rezan y le dan la espalda al gran número de automóviles y micros que cruzan Santiago en dirección a otrossectores más adinerados. Nos juntamos allí ya que en cualquier otro lugar sería incómodo (menos cuando se trata de cafés o pubs ubicados en otra parte, quizás para esas ocasiones no importa que el sitio nosea el indicado para personas como nosotros), sería incómodo por el hecho de lo lejos que queda de nuestros lugares de estudio donde lo que menos se hace es estudiar. En ese lugar la veo en latarde-noche. Me sitúo entre estatuas y calle, frente a su puerta, esperando el momento en que ella sale como no queriendo salir, con ese caminar simple y hermoso que le da un aire a despreocupada. Mentiras.Obviamente, al verla, me pasa algo raro en esa parte del cuerpo que se ubica entre el cuello y el estómago (parte aún no definida por los entendidos en anatomía) ya que se acorta la distanciaconsiderable que existe entre las dos partes y puedo confundir mis amígdalas con el comienzo del sistema digestivo o la garganta metida dentro de un pulmón (se podrá advertir la dificultad que conlleva elhecho de respirar con la garganta metida entre alveolos pulmonares). Cuando descubre que estoy parado frente a ella, fumando para mantener las manos calientes, se sonríe y camina muy despacio-probablemente demasiado despacio- hacia donde estoy, me besa dulcemente sin decir nada, respondo a su beso con un abrazo suave, sin prisa, para luego realizar ese juego de frases y preguntas de rutina ycortesía.
El beso
En un comienzo no deseo besarla, de hecho en muchas ocasiones no pienso en ningún momento del día en su beso. Ciertamente esto cambia al verla. Al verla recuerdo que sus besos sonperfectos: delicados (no siempre… Pero no nos apresuremos), húmedos y con un leve sabor a cigarro, chicle de menta, alguna comida de hace un rato o a no comida. El beso tiene ese sabor a culpa y a...